Vega Gimeno: La guinda final a unas semanas de ensueño

No es un sueño, aunque lo parezca. Es la realidad. Durante los últimos meses, a medida que se acercaba el momento de anunciar su decisión de abandonar el deporte de élite, Vega Gimeno (Valencia, 33 años) se preguntaba cómo sería ese instante, qué trato recibiría, qué reacciones generaría, qué comentarios suscitaría… Y, por supuesto, se cuestionaba si el final del trayecto llegaría con el premio gordo. Es decir, con la participación en los Juegos Olímpicos; en concreto, en la disciplina del baloncesto 3×3. Una vez consumados los hechos, las respuestas a todas estas dudas han resultado extremadamente gratificantes. Ni en la mejor de las fantasías, hubiera imaginado Vega un mayo tan emocionante. Primero, en su despedida, agradecimientos, reconocimientos, elogios, loas… Y como colofón, la rúbrica perfecta, ni más ni menos que el billete para los Juegos de París. Días mágicos e imborrables.

El 3×3 tenía una deuda con Vega Gimeno y el con el baloncesto español. En mayo de 2021, la selección nacional, con Vega como una de sus componentes, perdió una oportunidad histórica. Al combinado nacional se le escurrió de las manos el billete para disputar los Juegos de Tokio. En el Preolímpico de Graz, Austria, España tuvo prácticamente ganado el partido clave, el que le enfrentaba a Japón. Por desgracia, unos últimos segundos tan aciagos como inverosímiles ofrecieron un desenlace amargo. Tres años después, el pasado 19 de mayo, la embajadora FER y sus compañeras de selección pudieron restañar aquella herida. En Debrecen, ciudad húngara que ya siempre permanecerá en la retina y en la memoria de Vega, España consiguió uno de los tres pasaportes para los Juegos Olímpicos de París. La clasificación se consumó tras un torneo impecable e inmaculado (cinco partidos, cinco victorias), y tras un desenlace histórico, mágico, milagroso e inverosímil: con una canasta de Gracia Alonso, cesta de espaldas y en el último segundo de la semifinal ante Canadá. Apoteósico.

“Durante mi trayectoria, he ganado algún que otro partido en el último segundo, pero ninguna de esas victorias in extremis llegó con el desenlace del Preolímpico de Debrecen. En ese momento de locura, no fui consciente de cómo se produjo y qué significaba. Cuando vi repetido el canastón, reparé en que sí, en que fue el momento más potente de toda mi carrera deportiva. Este tipo de acciones pasan una vez en la vida. Y si, además, comporta un billete olímpico, pues no tiene parangón”, señala Vega al recordar aquel mágico episodio vivido el pasado 19 de mayo.

Gimeno es una deportista del Proyecto FER, programa impulsado por la Fundación Trinidad Alfonso, y que concede ayuda económica y promoción social a deportistas de la Comunitat Valenciana. En los Juegos de París, España es una de las ocho selecciones participantes. Se enfrentan todas entre sí en un formato de liguilla. El primer partido para Vega y sus compañeras se celebra este martes, 30 de julio. Será ante Azerbaiyán. Tras los siete encuentros de la fase de grupos (el último será contra Alemania el sábado día 3), las dos primeras clasificadas acceden directamente a las semifinales. Mientras, los combinados que han concluido del tercero al sexto puesto se cruzarán en dos partidos (el tercero con el sexto, el cuarto contra el quinto), de los que saldrán los otros dos semifinalistas. 

Vega sigue inmersa en un torrente de emociones. La inminente participación en el torneo olímpico es la punta del iceberg de unas semanas vibrantes. “Mi retirada está siendo hermosa. Durante el mes de mayo, entre unas cosas y otras, lloré más que nunca. Ni planificándolo todo yo misma, hubiera salido igual de bien. Ahora, a las puertas de disfrutar un momento soñado, las emociones vuelven a estar a flor de piel. Quién me iba a decir que tendría este final tan bonito cuando, siendo una niña, empecé mi vinculación con el baloncesto en el Colegio El Pilar de Valencia”, comenta la deportista FER, quien añade: “Ya sólo falta la guinda. Jugar un gran torneo olímpico y subir al podio ya sería lo máximo”.

Los resultados más recientes invitan al optimismo. España ha ganado los dos torneos desarrollados en el último mes, en Burdeos y en Kosovo. En París, el escenario, incomparable, del 3×3 es la Plaza de la Concordia. Hace tres años, la selección nacional, con Vega también como una de sus integrantes, se proclamó campeona de Europa en este mismo enclave. ¿Premonitorio?