Campeona de Europa. En un marco de ensueño, con la Torre Eiffel de testigo, la valenciana Vega Gimeno, de 30 años, alcanzó ayer la cima de su carrera al conseguir, con la selección española, la medalla de oro en el Europeo de baloncesto 3 x 3. El combinado nacional firmó un torneo impecable. Cinco partidos, cinco victorias. La corona continental se confirmó con el triunfo sobre Alemania en la gran final. No obstante, se había cimentado en el encuentro anterior, en la semifinal ante Francia, el equipo anfitrión, al que España superó tras una épica remontada. De esta manera, Vega Gimeno y sus tres compañeras de selección (Sandra Ygueravide, Marta Canella y Aitana Cuevas) ya forman parte de la historia del baloncesto español. Y curiosamente, escriben esta memorable página en París, sede de los próximos Juegos Olímpicos, el gran reto para la deportista FER después de quedarse a las puertas de Tokio.
No tengo palabras. No he dormido en toda la noche. Ya hacía tiempo que no lloraba y gritaba tanto. Nunca había experimentado estas emociones tan intensas. Hemos conseguido un hito increíble, muy soñado y deseado por todas. Y más, después de que, hace apenas cuatro meses, se nos escapara, por muy poquito, el pasaporte para los Juegos Olímpicos de Tokio.
Sin duda. Con todos los respetos para Alemania, que nos exigió en la final y fue un gran rival, nuestra medalla de oro se fragua realmente en la semifinal contra Francia. Nuestra remontada fue inolvidable. Nunca dejamos de creer en que era posible revertir el curso del partido. En un tiempo muerto, nos hablamos y apelamos a algunos detalles concretos que nos parecían clave para levantar el choque. Y así fue. Nos fiamos de nuestro instinto y lo conseguimos. En ese momento, sabía que el título ya no se nos escapaba.
En efecto. Más que compañeras, somos amigas. Nos queremos, nos respetamos, nos apoyamos, nos conocemos perfectamente, y, sobre todo, nos lo pasamos en grande. Tenemos una conexión y una química especiales que no existen en otras selecciones. Pero, además, hay otras razones: tenemos carácter y experiencia; somos competitivas y ganadoras; atesoramos inteligencia y habilidad en la pista; estamos lideradas por una gran seleccionadora…
Sí, por supuesto. Y por varios motivos. Sobre todo, claro, por el oro. Después, por el escenario de ensueño, a los pies de la Torre Eiffel, en el que hemos logrado este título. Pero, sobre todo, porque he podido compartir este momento tan especial con mis padres y mis amigas del cole, las de toda la vida, que han estado presentes en París. Gracias, papá y mamá. Y gracias, Coty, Ana, Carlota, Diana, Elia, Miriam, Silvia y Joan, por acompañarme.
Descanso no voy a tener. Me incorporo ya a mi nuevo equipo, el Zaragoza, porque, en menos de dos semanas, arranca una nueva temporada de la División de honor. Y ya tengo ganas de entrar en la dinámica diaria de mi conjunto. Con respecto al próximo año, 2022 viene cargado, porque acogerá Campeonato de Europa y Campeonato del Mundo. Casi nada. Pero bueno, ya llegará. Ahora, aunque sea por unas pocas horas, necesito saborear lo vivido y lo logrado junto a la Torre Eiffel. Y darme cuenta de que no ha sido un sueño.