Parece que el tiempo no pasa para él. Ricardo Ten sigue siendo eterno. Transcurren los ciclos y los Juegos Paralímpicos, incluso las disciplinas (de la piscina a las dos ruedas), pero todavía quedan las medallas y la gloria. El incombustible deportista valenciano ya había avisado de que llegaba a París en busca de lo único que le faltaba. Una “espinita”, decía, para referirse a la medalla individual en ciclismo. Ya la tiene, para seguir haciendo historia. En Tokio 2020 cayó el bronce por equipos, pero le faltaba brillar en solitario. Y por fin lo hizo.
“Estoy muy contento con esta medalla, mi primera individual en ciclismo, la venía buscando hace mucho tiempo. No es la prueba que he preparado, pero el trabajo se adaptaba muy bien. Las oportunidades están para aprovecharlas y lo hemos conseguido, me hacía muchísima ilusión”, decía Ten, radiante, al acabar la carrera.
A Ricardo todavía le queda un calendario exigente, aunque con un metal ya colgado al cuello las piernas duelen menos. Resta, además, su prueba grande, la contrarreloj en ruta, que se disputa la próxima semana, y para la que se había preparado a conciencia. La preparación había sido tan exhaustiva que estaba convencido de que le podía alcanzar para rendir también en la pista: “Esta prueba sabía que se me podía dar bien. He notado que me faltaba feeling en la pista. Por la mañana, en las series, he cometido también un par de errores, pequeños, pero fruto de que he trabajado mucho más la ruta y trabajar poco en el velódromo. Pero he hecho un gran papel, quedan varias pruebas y si nos sigue sonriendo la suerte podemos hacer un buen papel”.
Ricardo Ten también quiso agradecer la ayuda de Juan Roig a través de la Fundación Trinidad Alfonso, entidad a través de la cual se impulsa el Proyecto FER: “Agradezco muchísimo lo que hace Juan Roig, parte de esta medalla es gracias a su ayuda y al Proyecto FER. Tengo mucho que agradecerle por su apuesta por el deporte y los deportistas valencianos. Si te esfuerzas, al final las cosas salen”.
Y el resultado ha sido la novena medalla paralímpica de su vida tras imponerse en la carrera por el bronce al alemán Senka Pierre. Por delante de ambos, los chinos Li y Liang se llevaron el oro y la plata, respectivamente. El valenciano hizo historia con una carrera por el tercer y cuarto puesto espectacular. Si en la sesión matinal marcó el tercer mejor tiempo con solo dos segundos de ventaja, en la prueba vespertina paró el crono en 3:45.153, dominó de principio a fin y le sacó al alemán más de cinco segundos. No hubo color desde la primera vuelta, cuando casi le arañaba ya un segundo. Parece que todo le sale bien al valenciano, pero Ten recuerda las veces que no fue todo redondo: «Sí se falla, pero muchas veces la gente no lo ve. A Tokio llegamos en un gran estado de forma y no se materializó en medallas. Ahora han salido las cosas y me quito esa espinita”.
Y ahora, a pensar en los siguientes retos: “Conseguir una medalla el primer día da tranquilidad, la verdad, pero al final no vale de nada para lo que viene. El deporte te enseña que hay que estar todo el rato centrado. Queda lo más importante, lo que he entrenado este ciclo, ojalá pueda materializarse en una medalla”.