Su cuerpo (menudo, ligero y liviano) y sus piernas (veloces y eléctricas) le facultan para practicar un estilo más libre, más alegre, más vivo. Justo, lo que ocurre en los Mítines de la Diamond League. Ahora, su gran reto reside en pulir, en moldear, esa forma de correr y en adaptarla a las carreras de eventos ‘oficiales’. Es decir, a las carreras de los Campeonatos de Europa o del Mundo, que acostumbran a ser distintas en los ritmos, en las estrategias, en el número (mayor) de participantes. Son pruebas más lentas, más controladas, más tácticas. Si ha sido o no capaz de conseguirlo se descubrirá en breve. Thierry Ndikumwenayo dispone de dos grandes oportunidades. Y no hay mejor escaparate para comprobarlo: los Juegos Olímpicos de París. Este viernes, 2 de agosto, con la final directa de los 10.000 metros; y entre el miércoles 7 y el sábado 10, con las semifinales, en primer lugar, y la hipotética final, el día 11, de los 5.000 metros.
Thierry Ndikumwenayo forma parte del Proyecto FER, programa de ayudas económicas impulsadas por el empresario Juan Roig a través de la Fundación Trinidad Alfonso. El fondista del Playas de Castellón aterriza pletórico en París. Su mes de junio resultó explosivo. Primero, con la medalla de bronce en los 10.000 metros del Campeonato de Europa, en Roma. Más tarde, con el oro conquistado en los 5.000 metros del Nacional al aire libre, en La Nucía, donde firmó toda una exhibición y superó con una enorme autoridad a todo un Adel Mechaal. Con estos precedentes, no sorprende que Thierry se muestre valiente y ambicioso de cara a la cita olímpica: “Como mínimo, me planteo sendos diplomas, uno en cada prueba”, explica.
Ndikumwenayo nació hace 27 años en Burundi, uno de los países más pobres del mundo y una de las naciones azotadas por una de las hambrunas más graves del continente africano. Creció en un entorno de máxima pobreza y precariedad. Sin televisión, sin saber quiénes eran, por ejemplo, Bekele, El Gerrouj o Kipchoge. “De pequeño, yo no conocía la existencia del atletismo. Nunca lo había visto. Empecé a correr como un juego. De hecho, me introduje en el atletismo bastante tarde, a los 16 años”, rememora. Afincado en la Comunitat Valenciana (sobre todo, en Castellón) desde 2016, el embajador FER empezó a ganarse la vida como liebre en pruebas de Maratón y Medio Maratón. Pero su suerte cambia en el año 2022, momento en que comenzó a hacerse un hueco en pruebas de la Diamond League. Compitió en Roma, en París, en Mónaco, en Estocolmo… Finalizó el 2022 como líder del ránking mundial de 3.000 metros tras correr en Mónaco en 7:25:93. Empezaba a nacer una estrella.
Thierry ha estado concentrado durante todo el mes de julio, en altura, en los Pirineos. Inicialmente, contempló disputar alguna prueba de la Diamond League, pero, a última hora, lo descartó. Antepuso la tranquilidad, la rutina y los entrenamientos. Cuando se le pregunta por sus principales rivales en ambas pruebas, el fondista FER cita a estos nombres: “En los 10.000 metros, nombraría a los etíopes Jomif Kejelecha, Berihu Aregawi y Selemon Barega, y al ugandés Joshua Cheptegei. En los 5.000, al noruego Jacob Ingebrigtsen, al etíope Hahos Gebrhiwet, y, de nuevo, nombraría a Jomif Kejelecha y Berihu Aregawi. Pero en ambas distancias, a todos ellos, añadiría al ‘Tigre’; es decir, a un servidor. Que nadie me descarte para nada”, sentencia, ambicioso, Thierry, que se autodefinió así, por su rapidez, fuerza, poderío y resistencia. Tímido, educado y cortés en las distancias cortas, Thierry se transforma en un torbellino, en un pura sangre, cuando se calza las deportivas. Su familia, todavía en Burundi, se frota los ojos. Por asombro, pero, sobre todo, por emoción.