A sus 43 años y con más de 25 años de dedicación absoluta al balonmano, Silvia Navarro no solo era, y es, un ejemplo de extraordinaria longevidad. También era un extraño de caso inmunidad. La veterana portera valenciana había evitado las lesiones de gravedad. Como si estuviera eternamente protegida ante el infortunio. Hasta la fecha, su contratiempo físico más serio había llegado en agosto de 2018, momento en que sufrió la fractura del tabique nasal. No obstante, sólo una semana después de este percance, ya estaba, de nuevo, en las canchas.
Sin embargo, su resistencia a las adversidades físicas de consideración se truncó hace pocos días. El pasado 5 de noviembre, durante el primer encuentro del Campeonato de Europa, Silvia Navarro se lesionó de gravedad. En el partido que enfrentaba a España con Montenegro, la deportista FER sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. La portera valenciana fue operada este pasado lunes, 21 de noviembre, y estará de baja entre 6 y 7 meses. Es decir, para su desgracia, la temporada ya ha terminado. Sobre cómo se siente y sobre cómo se plantea el futuro, así se expresa.
De la rodilla, bastante mejor de lo que pensaba. Felizmente, una semana después de la operación, apenas tengo dolores y lo llevo bien. En lo mental, ya he asumido lo que me ha pasado. Hay que procesarlo y ya está. Y, por supuesto, he de tener paciencia. Habrá momentos de bajón, claro, pero creo que estoy preparada para superarlos. Muchas veces he pensado que estaba siendo muy afortunada por no haber sufrido lesiones de gravedad. Por desgracia, ya me ha tocado. En el momento en que te ocurre, lo pasas mal y te afecta, pero, con el paso de las jornadas, lo vas asimilando.
Una lesión de esta dimensión es lamentable en cualquier momento, pero sí es cierto que sufrirla en un Campeonato de Europa por selecciones duele más. Además, llegó en el primer partido, cuando teníamos todo el torneo estaba por delante. Romperte la rodilla y decir adiós a la temporada en noviembre es duro; pero, además, abandonar a la selección en un Europeo te genera una gran tristeza e impotencia.
Desde que me lesioné el 5 de noviembre, mi cabeza no ha parado de darle vueltas a la situación. Pero, a pesar de que está todo muy reciente, y a pesar de que lo más importante es recuperarme bien de la rodilla, tengo decidido que no voy a abandonar el balonmano de esta forma tan triste.
Si me recupero plenamente, y si mi rodilla y mi mente están a tope en los meses de mayo y junio, por qué no darme una nueva oportunidad y seguir jugando un año más. En los últimos meses, tenía dudas sobre si acabar mi carrera en junio de 2023 o alargarla una temporada más. Ahora, repito, si me recupero al 100%, y si hay equipos que me lo ofrecen, mi idea es jugar en la temporada 2023-2024, ganarme, de nuevo, la confianza del seleccionador nacional y hacer méritos para ir a los Juegos Olímpicos de París.
Lo seguí. Por respeto a mi deporte y a mis compañeras, estuve pendiente de los partidos de España y haciendo fuerza desde la distancia. Se sufre mucho más así. No ha sido el mejor torneo, por supuesto, pero ha habido muy mala suerte. Primero, por las muchas lesiones. Después, porque hubo partidos que, igual que los perdimos o empatamos, los pudimos ganar. Realmente, sólo hicimos un mal encuentro, el inaugural, contra Montenegro. Es obvio que no hemos firmado un buen Europeo, pero tampoco creo que haya sido un desastre. Sigo siendo optimista. Apuesto por nuestra presencia en el Mundial de 2023 y por nuestra clasificación para los JJOO de París.