Nueva era. Tras el amargo tránsito por los Juegos de Tokio, el balonmano femenino español se encuentra en una fase de cambios. No tanto de catarsis, no tanto de revolución, pero sí de renovación. Las pobres prestaciones ofrecidas en la cita olímpica, donde el combinado nacional cayó en la fase de grupos y no pudo alcanzar los cruces finales, ha motivado un relevo en el cargo de seleccionador. Se fue Carlos Viver y ha llegado el alicantino José Ignacio Prades, que ya dejado su sello en la primera lista oficial. Felizmente, la onda expansiva de la regeneración no ha afectado al núcleo valenciano de ‘Las Guerreras’. Las jugadoras Silvia Navarro, Lara González y Paula Arcos, que ya compitieron en Tokio, repiten presencia en la primera convocatoria de esta nueva etapa.
Los primeros encuentros con José Ignacio Prades en el banquillo corresponden a la fase de clasificación para el próximo Campeonato de Europa, que se disputará a finales de 2022. Este miércoles 6 de octubre, partido ante Eslovaquia en Antequera. El domingo 10, choque ante Portugal en el país vecino. “Comenzamos una nueva etapa. Tenemos que ser optimistas. Es cierto que las dos últimas competiciones, tanto el Europeo de 2020 como los Juegos Olímpicos, han resultado decepcionantes, pero nuestro gen competitivo y nuestra ambición se mantienen intactas. La llegada de un nuevo seleccionador siempre representa un plus de motivación. Y todas las jugadoras convocadas vamos a dar lo mejor de nosotras mismas”, señala la longeva Silvia Navarro. Por su parte, la joven Paula Arcos comenta que, de todos los cambios, “se pueden extraer lecciones y aprendizajes. Obviamente, toda reconstrucción requiere su tiempo, pero trataremos de acortarla todo lo posible ante la inminencia del Campeonato del Mundo”.
A la hora de encontrar razones que expliquen este paso atrás de ‘Las Guerreras’ en los dos últimos años, la alicantina Lara González comenta que, sin ser la causa única y directa, uno de los motivos puede ser “la considerable diferencia existente entre la liga española y las competiciones nacionales de otros países. Nuestra liga es amateur, no tiene una estructura profesional, muchas de nosotras jugamos en el extranjero… Todo ello, en mayor o menor medida, puede tener una influencia en el potencial de la selección española”, comenta Lara. Silvia Navarro, por su parte, afirma que, aunque sería preferible una liga mas fuerte, “cada año van mejorando las condiciones en todos los aspectos, también los deportivos, y la competición va subiendo de nivel. No obstante, aún estamos lejos de lo que sería deseable”.
No obstante, la mejor terapia contra el cierto desánimo existente en torno a la selección femenina de balonmano es el inminente Campeonato del Mundo, previsto, además, en territorio español (en concreto, en la Comunitat Valenciana y en Cataluña) a finales del presente año. “Estamos ante una gran oportunidad. De por sí, un Mundial ya es apasionante. Tenemos ganas de revancha y de resarcirnos. Y, además, lo jugamos en casa. Es decir, se reúnen todos los argumentos para hacer un gran Campeonato” afirma Paula Arcos, una opinión compartida por Silvia Navarro y Lara González: “Debemos aprovechar la condición de selección anfitriona y convertirla en una ventaja. A veces, se puede pensar que el jugar en casa puede volverse en contra y generar una presión excesiva. Pero nosotras pensamos todo lo contrario”.
Por último, Lara González, de 28 años, y Paula Arcos, que alcanzará los 20 a finales de diciembre, se perfilan como dos jugadoras esenciales en la base de la selección de cara a este nuevo ciclo olímpico. La gran duda reside en si Silvia Navarro será capaz de aguantar hasta los Juegos de París 2024. “Voy camino de los 42 años. A París, llegaría con 44. Yo misma me río cuando lo pienso y me autodefino como un ‘dinosaurio’. Desconozco lo que pueda depararme el futuro. Ni puedo asegurar que voy a llegar hasta 2024 ni puedo descartarlo por completo. De momento, vamos a terminar este curso y veremos”, explica Silvia. De profesión, portera… incombustible.