La tristeza y la preocupación son comunes. La conmoción, generalizada. No obstante, dentro del equipo FER, hay dos deportistas especialmente apenadas ante la situación generada por el covid-19. Son Silvia Navarro y Lara González, jugadoras de la selección española de balonmano. En condiciones normales, si esta crisis sanitaria no se hubiera desencadenado, Silvia y Lara, dos de las célebres “Guerreras” del deporte español, hubieran podido vivir un momento muy especial en su tierra, en la Comunitat Valenciana. Hace pocos días, del 20 al 22 de marzo, estaba previsto en la localidad de Llíria uno de los tres Preolímpicos clasificatorios para los Juegos de Tokio 2020. El evento no escapó a la cascada de cancelaciones y aplazamientos del deporte mundial. Y, de momento, la dos “Guerreras” FER no pudieron brillar ante su familia y su gente.
Tras la histórica medalla de plata alcanzada en el Campeonato del Mundo del pasado mes de diciembre en Japón, el combinado nacional iba a jugarse el pasaporte olímpico ante Suecia, Argentina y Angola. Una vez finalizada la liguilla, las dos primeras clasificadas lograban el pasaporte para Tokio. Es decir, España era clara favorita para adjudicarse uno de los dos billetes en liza. “Es fácilmente imaginable la enorme ilusión que nos generaba sellar nuestra participación olímpica en la Comunitat Valenciana. Cuando en enero supimos que el Preolímpico iba a celebrarse en Llíria, nos llevamos una gran alegría. Como valencianas, no podíamos estar más entusiasmadas. Estábamos convencidas de que la Comunitat sería una anfitriona perfecta. Esperemos que, dentro de un tiempo, este torneo se pueda reubicar en el calendario”, señala la veterana, casi incombustible, Silvia Navarro.
Mientras Silvia está pasando todo este periodo de confinamiento en Gran Canaria, localización del Rocasa, equipo al que pertenece desde hace siete temporadas, Lara González sufrió una odisea para abandonar la ciudad francesa de Beçanson, donde lleva dos campañas. “El mismo viernes en que en España se declaraba el estado de alarma, en Francia se suspendió la competición. Fue todo tan rápido que me asusté, la verdad. Casi a contrarreloj, busqué un vuelo de regreso. Llegué a mi casa de Santa Pola el lunes 16 de marzo. Aunque la situación en nuestro país es complicada, aquí estoy más tranquila y cerca de mi familia”, señala la alicantina.
Como no podía ser de otra manera, Silvia Navarro y Lara González están entrenado “como podemos. Lo único que podemos hacer es mantener la forma física con ejercicios en nuestros domicilios. Obviamente, a poco más podemos aspirar en el actual contexto”, comenta Silvia. Por último, al igual que el resto de deportistas valencianos y españoles, las dos jugadoras de balonmano se han mostrado aliviadas con el aplazamiento de los Juegos de Tokio. “La situación es muy seria. Mucho más de lo que podía pensarse en un principio. Desde luego, en este momento, ha de primar la salud por encima del deporte. Tal y como están las cosas, considero que los Juegos Olímpicos no debían celebrarse en las fechas previstas. Se ha tomado la decisión más razonable. Ahora, estamos mucho más tranquilas” comenta Lara.
Silvia, por su parte, que cumplirá este domingo los 41 años, también celebra el retraso de los Juegos. Y se toma con buen humor las informaciones de las últimas jornadas en las que se le considera como uno de los casos del deporte español que podían poner punto final a su carrera deportiva este verano, pero que ahora, con la cita olímpica en 2021, deberán replantearse su decisión. “Paso a paso. Pero lo normal es que aguante una temporada más. Si las lesiones no me lo impiden, cómo voy a perderme un Preolímpico en mi tierra y cómo voy a perderme mis últimos Juegos Olímpicos”, sentencia.