Sensaciones contradictorias. Conclusiones enfrentadas. Pocas horas después de finalizar el Campeonato del Mundo en Japón, Silvia Navarro y Lara González, componentes de la selección española femenina de balonmano, lamentan la ocasión perdida de proclamarse campeonas universales, pero, al tiempo, se muestran eufóricas y felices por la medalla de plata alcanzada. Por una parte, resulta casi inevitable no flagelarse con el cruel desenlace de la gran final ante Holanda. Primero, por no aprovechar el último ataque del partido para coronarse como campeonas; después, por la polémica decisión adoptada por las colegiadas francesas y que supuso la derrota de penalti en el último segundo. Por otra, las deportistas FER regresan a casa conscientes de que han sido partícipes de un éxito grandioso, del mayor hito jamás logrado por el combinado nacional de balonmano femenino.
Tras cuatro años de resultados discretos en los grandes eventos internacionales, y con una profunda renovación de su plantilla, Las Guerreras han recuperado su magia cuando menos les favorecían los pronósticos. Cuando más escépticos eran los vaticinios. En realidad, el combinado nacional que prepara Carlos Viver acudía al Mundial de Japón con un objetivo que, aunque lejos del brillo de las medallas, también entrañaba una enorme dificultad: obtener una de las 6 primeras plazas para asegurarse la presencia en los Preolímpicos, previstos para el mes de marzo. No obstante, desde el primer momento, con las espectaculares victorias en los dos primeros encuentros, ante Rumanía y Hungría, demostraron que estaban dispuestas a dar una histórica campanada. Finalmente, la medalla de plata alcanzada sabe a gloria. Ahora, falta rematar la faena en el Preolímpico. Del 20 al 22 de marzo, España se enfrentará a Suecia, Argentina y Senegal con un formato de liguilla. Los dos primeros clasificados irán a Tokio. Es decir, Silvia Navarro y Lara González lo tienen todo a favor para ser, de nuevo, olímpicas el próximo verano.
Silvia Navarro: Desde luego, es una acción complicada de dilucidar, pero creo que la decisión que toman es errónea. Señalar expulsión y penalti a falta de 5 segundos en una final de un Mundial que está igualada me parece excesivo. Pero no queda más remedio que acatarlo, aunque, desde luego, no lo compartamos.
Lara González: Pienso que la pareja arbitral se equivocó gravemente. En la imagen, se ve claramente que la compañera bloquea la pelota fuera de la línea de 6 metros. Para mí, fue un regalo a las holandesas. Tomar una decisión de ese calibre con el escenario que ofrecía la final fue una temeridad y una injusticia.
Silvia Navarro: Con el paso de las horas, va imponiéndose la alegría por haber alcanzado la plata en un Mundial. El nivel es tan alto, es tan difícil llegar a la final de un certamen universal, que tenemos que estar tremendamente orgullosas del trabajo realizado en Japón.
Lara González: Las sensaciones son contradictorias. El sabor es agridulce. El haber tenido tan cerca el oro y la forma en que se nos escapó me genera una cierta amargura. Por contra, hemos hecho historia. Hemos conseguido el mejor resultado internacional de la selección. Con el tiempo, daremos más valor y relevancia a lo conseguido. Creo que aún no somos conscientes del mérito de nuestro logro.
Silvia Navarro: Hay que ser prudentes y respetuosas con todas las rivales, pero tenemos muchas opciones de lograr uno de los dos pasaportes para Tokio. Queremos ser olímpicas y seguir haciendo historia.
Lara González: La amargura de la derrota de ayer no sólo viene dada por no poder ser campeonas del mundo, también porque se nos escapó el billete directo para Tokio. Pero bueno, nos queda el comodín del Preolímpico. Aunque somos favoritas, iremos a muerte para conseguir nuestro sueño de ser olímpicas. Ojalá sea en España.