Una de las modalidades más espectaculares e identificativas del ciclismo es la contrarreloj individual. Es una especialidad en la que el deportista se mide, en solitario, al recorrido y al tiempo. Sin más referencias que su fuerza, su velocidad, su potencia, su mentalidad o su capacidad agonística. Durante esta temporada, Sandra Alonso volverá a disputar muchas cronos individuales. Sin embargo, aunque sea en sentido metafórico, ninguna será como la lucha que va a librar en la cuenta atrás hacia los Juegos de París. La ciclista FER (25 años, nacida en México, pero afincada en Torrevieja desde que tenía pocos meses) ha de rozar la excelencia, ha de brillar con luz propia, para relanzar su candidatura olímpica. Alonso ya sabe que el ciclismo femenino español dispondrá de dos plazas en París 2024. Por ranking, de momento, no tiene plaza. No es de las dos mejores españolas en la clasificación internacional. Ahora bien, queda tiempo para postularse. Y, sobre todo, hay un aliado: el perfil de la carrera olímpica.
Totalmente. Sabemos que el ciclismo femenino español cuenta con dos plazas para los Juegos de París. Por tanto, estos próximos meses van a ser decisivos para conocer el nombre de las dos deportistas que resultarán elegidas. Sí, arranca una contrarreloj muy singular.
Sé que es difícil, pero también sé que es factible. Por tanto, la posibilidad de estar en los Juegos de París existe, es real.
Desde la Federación, siempre me han comentado que la elección de las dos ciclistas dependerá, en gran medida, del recorrido de la prueba. Es cierto que, a efectos del ranking internacional, yo he aportado menos puntos que otras dos corredoras, pero los puntos del ranking corresponden a un país y no, a unas deportistas en concreto. Ya digo, el perfil de la carrera olímpica va a ser clave. Esto es, al menos, lo que me han comentado.
Porque no es extremadamente dura y porque no tiene grandes desniveles. Es un circuito que transcurre, casi en su totalidad, por la ciudad de París, y que tiene subidas cortas y explosivas. Requiere habilidad a la hora de posicionarse en el pelotón. Justo lo que a mí se me da mejor. Ésta es la razón por la que no descarto nada, y por la que conservo ilusión y motivación.
De momento, estoy satisfecha con el arranque de la temporada. Las primeras pruebas siempre inspiran más respeto, porque no sabemos las condiciones en las que llegan las rivales; y después porque los primeros esfuerzos o apretones siempre cuestan más. Dicho esto, al margen de estar en los Juegos, me gustaría brillar en la París Roubaix (tengo una deuda del pasado año, cuando me caí y me rompí la clavícula), me gustaría ser campeona de España, ya sea de crono o de prueba en línea, y, por supuesto, me motiva especialmente hacerlo bien en el Tour de Francia.