“Lograr una medalla en un Grand Slam”. Esta era la respuesta de Salvador Cases Roca (Alicante, 23 años) hace pocas semanas, cuando este mismo portal informativo le preguntaba por su principal objetivo de cara al curso 2022. De momento, el judoca FER ya dado un primer paso. Ha ascendido al podio en un Grand Prix, el evento situado inmediatamente por detrás de un Grand Slam en el escalafón del judo internacional. El pasado sábado, el deportista alicantino conquistaba la medalla de plata en el Grand Prix de Portugal. Ganó tres combates. Solo cedió en la gran final ante el uzbeko Murodjon Yuldoshev. Aunque en su categoría de peso, menos 73 kg, había algunas ausencias relevantes, el logro es magnífico y explica el porqué Salvador Cases está considerado como una de las grandes esperanzas del deporte valenciano para este nuevo ciclo olímpico.
Significa mucho. Me da fuerzas. Me indica que estoy en el camino correcto. Me hace ver que puedo ser muy competitivo. Me demuestra que, con el paso de los meses, mi judo es más sólido y completo. En definitiva, me da mucha confianza para seguir trabajando al máximo y llegar a mis metas.
Una de mis metas es, precisamente, poder luchar de tú a tú con los top-10 del mundo. Lógicamente, todavía me encuentro a una cierta distancia de estas grandes figuras. Pero también, muchos de ellos rondan o superan los 30 años, y yo tengo 23. Es decir, tengo tiempo, ganas y, sobre todo, confianza en poder recordar distancias y acercarme.
Una medalla internacional siempre es muy especial. Obviamente, ahora, el siguiente paso es lograrla, y espero conseguirlo a corto o medio plazo, en un Grand Slam, el torneo internacional más selecto del circuito internacional de judo. Pero ciñéndome a la pregunta, quizás me quede con la séptima plaza mundialista del pasado año. Sobre todo, porque rompía una racha de resultados no del todo buenos.
Yo creo que, cada vez, soy mejor en técnica de pie y en el judo de suelo. También continúo progresando en lo físico y en la gestión de las sanciones que imponen los jueces. Ahora, he de centrarme en un mejor estudio de los rivales con los que me puedo encontrar y en la corrección de determinados errores tácticos.
A finales de febrero, empezaré una concentración de unos 20 días en Georgia. Mi próxima competición importante será el Grand Slam de Tiblisi del fin de semana del 26 al 27 de marzo. Y, sobre todo, en mi cabeza, está el mes de junio, el momento en que arranca el proceso clasificatorio hacia los Juegos Olímpicos de París, mi meta final.