Ahora, sí. Atrás queda la cancelación de la prueba de Abu Dabi a principios de marzo (una suspensión muy extraña, puesto que se debió a un temporal que, en realidad, no fue tal). Dos meses después de aquel fallido arranque, se activan, por fin, las Series Mundiales de triatlón, un evento apasionante. Las grandes estrellas de esta compleja y exigente modalidad deportiva ofrecen un espectáculo de muchos quilates. En cualquier caso, las dos primeras Series de 2024 reúnen, si cabe, más alicientes, más interés, más trascendencia. Se presentan decisivas, vitales. Van a ejercer de filtro definitivo de cara a los Juegos de París. Van a dictar sentencia a la hora de asignar los preciados y cotizados billetes olímpicos. Los resultados en Yokohama (este fin de semana, distancia olímpica) y en Cagliari (25 de mayo, distancia olímpica) confirmarán candidaturas, pero también aportarán sorpresas. Dos deportistas FER, Roberto Sánchez Mantecón y Noelia Juan, van a ser protagonistas. Ambos aspiran a conquistar alguno de los pasaportes que el triatlón español tendrá este verano en París.
Nada está confirmado, pero el nombre de Roberto Sánchez Mantecón (Manises, 27 años) figura en todas las quinielas. El embajador FER se encuentra en una situación muy favorable. Un privilegio ganado a pulso en las últimas temporadas. Primero, por su incesante crecimiento. Después, por su solidez y regularidad. Sin ir más lejos, durante el pasado curso, se convirtió en el único triatleta español capaz de acabar tres Series Mundiales entre los diez primeros: séptimo en Abu Dabi, octavo en Montreal y décimo en París. Roberto, por tanto, acaricia su presencia en los Juegos Olímpicos del próximo verano. Si, como parece, acaba sellando su pasaporte, habrá protagonizado una gesta, una hazaña. Y todo, gracias a su descomunal esfuerzo, a su incondicional entrega, a su admirable capacidad de trabajo, a su prodigiosa mentalidad, a su envidiable afán de superación, a su madurez personal.
Roberto siempre comenta que, hace dos años, cuando en mayo de 2022 empezó el proceso clasificatorio hacia los Juegos de París, hubiera firmado este escenario. Ahora, le falta rubricar todo el trabajo desarrollado. El triatleta de Manises ha disputado esta Serie Mundial de Yokohama en dos ocasiones. No es de las que mejor se le dan. Sobre todo, porque no le sienta bien un viaje tan largo. En 2022, acabó en la 18ª plaza. En 2023, acabó en el puesto 35º. En ambos casos, le penalizaron sus discretos tramos de natación. Ahora, se enfrenta a los antecedentes y, sobre todo, a la feroz competencia existente en el triatlón masculino nacional. Los Antonio Serrat, Sergio Baxter, Alberto González o David Castro también afilan sus uñas.
En unas condiciones casi idénticas se encuentra Noelia Juan Pastor. La deportista valencia (Bétera, 28 años) también está inmersa en una lucha sin cuartel para adjudicarse uno de los dos billetes que le corresponden al triatlón femenino español en los Juegos Olímpicos de París. Su candidatura cobró fuerza y solidez durante un espectacular 2023, curso en el que Noelia logró brillantísimos resultados. Entre otros, sendas medallas de plata en las Copas del Mundo de Tánger y Hungría; la cuarta plaza en la Copa del Mundo de Valencia; y, sobre todo, la grandiosa novena posición alcanzada en la Gran Final de las Series Mundiales, en Pontevedra.
Ya en esta nueva y decisiva temporada, Noelia tuvo que cambiar sus planes en el mes de marzo. La cancelación de la Serie Mundial de Abu Dabi le obligo a inscribirse en la Copa del Mundo de Hong Kong, donde la deportista FER ocupó la 22ª plaza y fue la segunda española, por detrás de la madrileña Cecilia Santamaría. La lucha por los pasaportes olímpicos es cerrada. Hay hasta cinco aspirantes nacionales para dos billetes. En el ranking olímpico, Noelia es la segunda española. Está por detrás de la extremeña Miriam Casillas, pero mantiene una cierta ventaja sobre Anna Godoy, Marta Pintanel y la propia Cecilia Santamaría. Noelia necesita un último esfuerzo para conseguir un hito que pocos imaginaban. Porque Noelia no es ninguna súper estrella, pero encarna, a la perfección, la generosidad en el esfuerzo, la entrega incondicional, la disciplina más rigurosa. De conseguirlo, el premio sería más que merecido.