Durante los últimos años, muchos lugares se han convertido en escenarios talismanes para el deporte y los deportistas de la Comunitat Valenciana. Desde este pasado fin de semana, la lista de destinos mágicos ha incorporado un nuevo enclave: Lausana. La ciudad suiza, en la que se encuentra el único museo oficial del Comité Olímpico Internacional, ha acogido dos éxitos superlativos para sendos componentes del Proyecto FER. Ninguno de los dos olvidará sus respectivos pasos por la población helvética. Los protagonistas de tales alegrías han sido Roberto Sánchez Mantecón y Hector Catalá. Ambos se han encumbrado y se han proclamado campeones del mundo. El primero, Roberto, de 23 años, lograba el oro en el certamen mundialista sub-23 de triatlón. Un triunfo asombroso. De una dimensión gigantesca.
Sin duda, este oro en el Campeonato del Mundo sub-23 del pasado viernes es el principal éxito de mi carrera deportiva. Supera al resto de triunfos. Después, en segunda posición, iría el bronce en la Copa del Mundo de Madrid, celebrada en mayo. Y casi al mismo nivel, el bronce en el Europeo absoluto distancia sprint de 2018 en Letonia y el oro en el Nacional absoluto distancia olímpica también de 2018.
Siendo sincero, sabía que podía estar delante. Pero los dos anteriores Campeonatos del Mundo sub-23, en los que las experiencias resultaron más bien frustrantes, me obligaban a ser cauto y prudente. Además, por muy bien que te encuentres, sólo gana uno y sólo hay tres medallas. Por ello, no quería presionarme en exceso.
Más allá de la actuación concreta de este pasado viernes, la clave es la constancia, la disciplina, la preparación previa. Puede sonar a tópico, pero es la realidad. Para ser campeón del mundo sub-23, hay que trabajar y entrenar mucho. Dicho esto, sí que es cierto que el viernes completé un buen segmento de natación y, luego, tuve la valentía de atacar nada más bajarme de la bici. En ese momento, tenía grandísimas sensaciones, me la jugué y acerté.
Sí. He demostrado que puedo nadar bien. Desde luego, en los últimos meses, he insistido mucho en la natación. Es mi punto débil y tenía que mejorarlo. Felizmente, lo estoy logrando. Y también certifiqué que también puedo brillar en pruebas de distancia olímpica
Lo sé y lo asumo. Pero yo no me veo como favorito. He de mantenerme frío y abstenerme de esos comentarios. Cada carrera es un mundo. Esto no son matemáticas. Lo que pueda pasar el día 14 en Valencia es una incógnita. Siempre lo he dicho. Nada me haría más feliz que proclamarme campeón de Europa en mi casa y ante mi gente, mi familia, mis amigos. Será clave el aspecto puramente deportivo, pero también el emocional.