A falta de la oficialidad, a la espera de que el seleccionador español lo comunique formalmente, Roberto Sánchez Mantecón ya puede celebrar su clasificación para los Juegos de París. Con mesura, con moderación, con respeto a los tiempos y a los procesos federativos, pero ya está en condiciones de festejar la consecución del billete olímpico. Tras toda una vida dedicada al triatlón, el embajador FER ha alcanzado la cima, la cumbre, la meta que tantas veces había soñado. Roberto (Manises, 27 años) ha protagonizado toda una hazaña. Porque el deportista valenciano no es ningún portento. Tampoco destaca por su exuberancia física. Pero sí atesora lo más preciado: una incansable capacidad de trabajo, una prodigiosa mentalidad, una férrea convicción en sus posibilidades, un envidiable afán de superación…
A su estilo. Con cierto plomo en los brazos, con mucho fuego en las piernas. Así certificó Roberto Sánchez Mantecón su pasaporte virtual para los Juegos de París. El pasado sábado, el triatleta de Manises ocupó la 19ª plaza en la Serie Mundial de Cagliari, la prueba con la que finalizaba la carrera olímpica. Como en tantas otras ocasiones, el triatleta FER fue uno de los últimos en salir del agua. No fue su peor tramo acuático, pero, una vez más, la natación le penalizó y le situó a una considerable distancia de los mejores. Pero como en tantas otras ocasiones, Roberto firmó una de sus célebres remontadas gracias a sus prodigiosos segmentos de ciclismo y, sobre todo, de carrera a pie. Al final, la 19ª plaza en el global (mismo resultado que en 2023) y el 2º puesto en la clasificación parcial entre españoles, le impulsaban hacia París 2024. Premio más que merecido. Recompensa más que justa.
De esta forma, el deportista de Manises respondía a la incertidumbre que generó, a principios de mayo, la Serie Mundial de Yokohama. Su actuación en territorio japonés sólo fue un borrón. Un hecho fortuito. Un accidente. Durante todo el proceso clasificatorio, Roberto Sánchez ha hecho gala de solidez, regularidad, madurez y fiabilidad. Sin ir más lejos, durante el pasado curso, se convirtió en el único triatleta español capaz de acabar tres Series Mundiales entre los 10 primeros: séptimo en Abu Dabi, octavo en Montreal y décimo en París. Ahora, tras unos días de ciertos nervios, tan inevitables como controlados, respira. Y espera la confirmación oficial para dar rienda suelta a su júbilo.
En efecto, hay que esperar a la oficialidad, pero, en cuanto se confirme, estaré tan feliz como aliviado. Feliz porque es lo que he deseado durante toda mi vida. Me he esforzado mucho para ello desde que era un niño. Y aliviado, porque el proceso clasificatorio de los dos últimos años ha sido muy exigente. De mucha dureza física y de mucho estrés mental.
Lógicamente, después de que Yokohama no saliera bien, tienes un cierto bajón. Es inevitable. Pero fue muy breve. Cuando vuelves a los entrenamientos y ves que estás bien, recuperas el optimismo. Y más, si repasas mentalmente las últimas temporadas y reparas en que no has enlazado dos malas carreras desde hace mucho tiempo. El ciclo olímpico había transcurrido muy bien. Por tanto, no tuve ni miedos, ni dudas, ni inseguridad. Al contrario.
No, porque, como has comentado, para mí, había sido una natación correcta. Por tanto, no estaba ni crispado ni hundido. Además, para bien o para mal, ya me he visto en muchas como ésta. Sabía que quedaba mucha carrera. En ese momento, tiras de experiencia, de sangre fría, de corazón caliente, y de pedaleo fuerte. Sé que la natación sigue siendo mi punto débil, pero la bici y la carrera a pie me permiten estar con los mejores.
Ha habido muchos momentos, pero me quedaría con dos. En primer lugar, cuando en 2019, me proclamo campeón del mundo sub-23 en Lausana. Y después, con la medalla de bronce lograda en la Serie Mundial de Bermuda en 2022. Ese bronce fue un punto de inflexión.
Sí, porque me viene bien el circuito y, sobre todo, porque París es una carrera de un día, que es el tipo de prueba que me gusta, por no estar englobadas dentro de un campeonato.
Incontables. De hecho, han pasado casi dos días y aún no he podido responder a todos los que me escribieron. Lo haré poco a poco. Con respecto al plan para las próximas semanas, a finales de junio, volveremos a Sierra Nevada. Allí estaremos casi un mes antes de viajar a París y competir el martes 30 de julio.