Ricardo Ten culmina su epopeya en París

Sin desmerecerlos, los dos podios alcanzados en el velódromo (el bronce en la persecución individual de 3 km y la plata en la velocidad por equipos) eran como dos entrantes. Como dos aperitivos. Para Ricardo Ten, el plato estrella, el momento culminante de los Juegos Paralímpicos de París, llegaba este miércoles, con la contrarreloj individual MC1 en ruta. Y la resolución, exitosa, ha estado acorde con la dimensión del protagonista. El desenlace, apoteósico, ha guardado proporción con la magnitud del tenor. Medalla de oro. Campeón. De esta manera, Ricardo (Valencia, 49 años) remata su obra de arte en París. Culmina su epopeya. Tres metales. Oro, plata y bronce. El embajador FER refuerza su condición de deportista legendario, eterno e irrepetible. Es, simplemente, un mito viviente. Es, sencillamente, un ser humano ejemplar.

Ricardo Ten no ha ganado. Ha arrollado a sus nueve rivales. Ha cubierto los 13,9 km de la contrarreloj individual en 20 minutos y 39 segundos. Ha aventajado en 39 segundos al alemán Teuber, plata, y al polaco Maciejewski, bronce. Existía un cierto temor a la segunda mitad de la prueba. Los expertos advertían que la segunda parte del trazado perjudicaba al incomparable ciclista valenciano. Mera palabrería. Para Ten, no sólo no existen los límites (está más que demostrado). Además, se encarga de tumbar las teorías previas con sus pulmones, inagotables, con su corazón, potente, y con su mente, única. Son los órganos de un personaje sin parangón. Con el oro conquistado hoy en las carreteras francesas, Ricardo ya acumula 11 medallas (7 en natación, cuatro en ciclismo) en Juegos Paralímpicos. Tan real como escalofriante.

Haciendo un juego de palabras con su apellido, el laureado deportista FER es tan inconTENible como resisTENte. A sus 49 años, todavía no se atisba el límite de su carrera deportiva. Parece inmune al paso del tiempo. Representa el elixir de la eterna juventud. De momento, el balance de los Juegos de París no puede resultar más satisfactorio. Sobre todo, por el oro firmado en la crono de este miércoles. Significaba el Día D y la Hora H. Ricardo había preparado con estricto mimo, con su sumo esmero, con el máximo cuidado esta lucha individual contra el reloj. Era su prueba. Era su apuesta. Con letras mayúsculas. Aquí está el resultado. Aquí está el premio a la vida monacal durante todo el verano en la concentración mantenida en Sierra Nevada. Hoy, todo se da por bien empleado.

Para Ricardo Ten, todavía no ha acabado la temporada. De hecho, para Ten aún no han concluido los Juegos Paralímpicos. Este sábado, disputará la prueba en línea. En esta especialidad, la opción de medalla es más complicada, porque compiten juntos las tres categorías, la MC1 (la de Ricardo), la MC2 y la MC3. Y a finales de mes, el deportista FER viajará a Zúrich para disputar el Campeonato del Mundo de ruta. El festival aún no ha finalizado.