Pistoletazo de salida a un año muy especial. Dos de los principales embajadores del Proyecto FER preparan en Arona, Tenerife, sus respectivos asaltos a una temporada muy singular. Se encuentran en especie de retiro, de enclaustramiento previos a la vorágine y al frenesí. Eusebio Cáceres y Pablo Torrijos afrontan un ejercicio cargado de ilusiones, de sueños, de ambiciones y de responsabilidades. Ingredientes, cierto, comunes en todos los cursos, pero que se engrandecen en los meses previos a la celebración de unos Juegos Olímpicos. Ambos atletas se sitúan en la rampa de lanzamiento de su particular viaje hacia Rio 2016. Por delante, medio año para conseguir sus ansiados vuelos, los que signifiquen la obtención de la soñada mínima olímpica. La cuenta atrás está en marcha.
Dos son las cifras que resuenan sin descanso en las mentes de ambos deportistas. En el caso de Eusebio, el eco incesante lo propicia la siguiente marca: 8,15m. Ésta es la mínima exigida para participar en el salto de longitud en el estadio olímpico de Rio de Janeiro. Siendo un registro exigente, el salto se antoja factible para el atleta nacido en Onil. El pasado año, Eusebio ya superó los 8 metros en dos ocasiones. Incluso, a principios de 2015, en la reunión internacional de Karlsruhe, el saltador FER llegó hasta los 8,16m. El mejor vuelo conseguido jamás por el atleta alicantino se cifra en los 8,37m alcanzados en el Campeonato de Europa sub 23 disputado en Finlandia en julio de 2013. Para Cáceres, la presencia en Rio contiene un alto componente de revancha ante un destino cruel en las grandes citas absolutas internacionales durante los últimos años.
Con respecto a Pablo Torrijos, el registro mágico presenta los siguientes guarismos: 16,85m. Un reto absolutamente alcanzable para el atleta castellonense, capaz de rebasar la frontera de los 17m en dos ocasiones a principios del pasado año. El deportista FER está absolutamente convencido de certificar su pasaporte olímpico. Es más, considera que durante 2016 va a abonarse a los vuelos superiores a los 17m. Para conseguir tal escenario, ha programado una temporada diseñada al milímetro. Sin las alegrías y las modificaciones sobre la marcha del pasado ejercicio. Una vez en Rio, Pablo sueña con superar la calificación y ser uno de los doce finalistas, logro que no pudo alcanzar en el Campeonato del Mundo al aire libre de Pekín de 2014.
Una vez finalice la concentración en tierras canarias el próximo 25 de enero, Pablo y Eusebio afrontarán el momento de la verdad: las competiciones. Empezarán a gestionar los diversos comodines para conseguir, cuanto antes, los registros que les concedan los pasaportes olímpicos. Sus respectivos estrenos ya están definidos. Mientras que el triplista Torrijos debutará el sábado 30 de enero en la Copa del Rey y la Reina en Valencia, Cáceres lo hará durante el primer fin de semana de febrero, en la reunión internacional de Karlsruhe. Y a partir de ahí, un carrusel incesante de citas en la agenda. Antes de los Juegos, llegarán otros dos grandes Campeonatos: el Mundial de pista cubierta de Portland en marzo, y el Europeo al aire libre de Amsterdam en julio. El frenesí se incia en breve. De momento, retiro y concentración.