Todavía mantiene la voz temblorosa, el corazón encogido, el pulso acelerado. No es para menos. 48 horas después de certificar su clasificación para los Juegos de Tokio, Raúl Martínez intenta asimilar la explosiva mezcla de emociones experimentadas durante este pasado fin de semana. Una vivencia única. Difícilmente repetible. Digna del mejor guionista de relatos de terror y suspense. Pero lo más importante, con final feliz. El taekwondista ilicitano, de 28 años, dirimía a una sola carta su pasaporte olímpico en el Grand Prix final de Moscú. Para Raúl, todo se había torcido desde el pasado verano. Una rotura en el aductor derecho le estaba complicando la vida. La lesión le condicionó y penalizó en los últimos tres torneos disputados: el Grand Prix de Tokio, el Grand Prix de Bulgaria y el Campeonato de Europa de pesos olímpicos en Italia. Conclusión: todo se dilucidaba en el último evento puntuable del año. Cara o cruz.
Tras ganar el primer combate, Raúl Martínez cayó derrotado en el segundo cruce, el de cuartos de final. De forma simultánea, se confirmaban las clasificaciones olímpicas de otros dos españoles, Jesús Tortosa y Javier Pérez Polo. Por tanto, a Raúl se le cerraban las puertas del Preolímpico, previsto para la primavera del año 2020. Sólo estaría en Tokio si conseguía la clasificación directa y automática; es decir, siendo uno de los 5 primeros del ranking olímpico en su categoría de peso (menos de 80 kg). Tras su eliminación, el deportista FER ligaba su futuro al resultado del egipcio Seif Eissa. Si el africano ascendía al podio, Raúl se despedía de Tokio. Hacía falta una carambola mágica. El primer paso se daba el mismo viernes por la tarde. Eissa perdía el combate de semifinales. Faltaba una derrota más en la lucha por el bronce. Para ello, había que esperar a la mañana del sábado. Y para más inri, el rival de Eissa era el uzbeko Rafalovich, el mismo taekwondista que había apeado a Raúl. El resto del episodio lo explica el mismo deportista FER.
Sin apenas dormir. A pesar de que estaba muy cansado por toda la tensión acumulada, no podía conciliar el sueño. Sabía que todo un ciclo olímpico dependía de un combate del que era un mero espectador. Además, el que tenía que ganar, el uzbeko, ya estaba matemáticamente en Tokio y se había hecho daño el día anterior. Es fácilmente imaginable mi inquietud y desasosiego.
En la habitación del hotel. Descarté acudir al pabellón, y decidí quedarme en el hotel para verlo por el ordenador. Fue un momento muy tenso. Además, el combate se resolvió en el punto de oro. Qué sufrimiento. Cuando acabó y el desenlace era el deseado, no sabía cómo reaccionar. Mi compañero de habitación, Daniel Quesada, que se había hecho el dormido, saltó de la cama y empezó a abrazarme. Al instante, Jesús Tortosa y Javier Pérez Polo vinieron a felicitarme. Hablé con mis padres, que sólo me preguntaban si ya era seguro que iba a Tokio…. Fueron unos minutos de locura.
No, nunca. Y mira que, en las últimas semanas, le he dado vueltas a todas las cuentas, escenarios y combinaciones posibles, pero nunca imaginé un final tan agónico y dramático. Es casi imposible clasificarse entre los 5 primeros del ranking mundial sin sufrimiento, pero tanto… Ha sido digno de película.
Ha habido muchos momentos, pero nada más arrancar este ciclo, en enero de 2017, conseguí un éxito que no es tan mediático como otros, pero que significó un gran impulso: la medalla de plata en la Universiada. Y después, me quedo con algunos puntos de inflexión como la plata en el Grand Prix de Roma, en junio de 2018, y el oro en el Grand Prix de Manchester, en octubre de 2018, tras ganar al campeón de Europa de ese año. Al margen de ello, durante los dos últimos cursos, he sido muy competitivo, muy regular y he tuteado, e incluso ganado, a los mejores de mi categoría de peso.
Todavía no tenemos la hoja de ruta y la planificación del próximo año. Lógicamente, estaba todo pendiente de si me clasificaba, de si no me clasificaba o de si iba al Preolímpico. Decidiremos en breve. Por supuesto que iré a algunos torneos. Hay que llegar bien a Tokio y hay que competir antes a buen nivel, pero imagino que no estaré en demasiados eventos y seré bastante selectivo.