Estábamos preparados para contar un gran éxito. Nos habíamos ilusionado con la opción, seria y real, de vibrar con un podio en el Campeonato de Europa absoluto de atletismo. Todo apuntaba a una jornada histórica para el deporte valenciano. Además, no era descartable que la medalla fuera la más deseada, la de oro. Sin embargo, el destino volvió a ser cruel con Enrique Llopis Doménech. Por desgracia, no es la primera vez que el sensacional vallista valenciano sufre una desgracia, un infortunio, en un momento especialmente señalado. No obstante, el episodio de ayer en Estambul superó todos los contratiempos anteriores. Fue un accidente muy serio. Un percance sobrecogedor. Felizmente, todo quedó en un susto.
Quique Llopis llegaba pletórico al Europeo bajo techo. El deportista FER (Bellreguard, 22 años) se había presentado en Estambul, sede del certamen continental, con un espectacular momento de forma. Mejor que nunca. Sus prestaciones durante este invierno de 2023 eran explosivas. Su primera comparecencia del curso ya resultó premonitoria. El pasado 25 de enero, Llopis ya hizo marca personal al parar el crono en 7:55. A partir de aquel momento, el atleta valenciano encadenó los fogonazos. Victoria en el World Indoor Tour de Karlsruhe; oro y récord nacional (7:48) en el Campeonato de España; y magníficas sensaciones en el Meeting de Madrid (4ª con 7:51). Con estos precedentes, Llopis se enfrentaba a un escenario desconocido. Por primera vez, aterrizaba en todo un Campeonato de Europa con la etiqueta de favorito, de aspirante a todo.
El atleta valenciano apenas generaba dudas deportivas. Las únicas incógnitas estaban centradas en la gestión de la presión, en la respuesta ante un exceso de responsabilidad, en la reacción ante tantas y tan altas expectativas. Una vez iniciada la competición, Quique estaba dando una lección de madurez y entereza. Ganó las series de cuartos de final, con 7:63, y se impuso en las semifinales, con 7:58. Todo iba sobre ruedas. Todo parecía encaminado a un momento mágico. Le esperaba el cielo de las medallas. Le aguardaba un instante tan esperado como merecido.
Ya en el instante supremo, su salida no fue especialmente buena. Le costó recuperar terreno. No obstante, tras superar la cuarta valla, estaba en condiciones de luchar por la tercera plaza, por la medalla de bronce. En el momento de máxima agonía, con las pulsaciones a tope, con el fuego en los ojos y la mente, Llopis se tropezó con el quinto obstáculo y rodó por los suelos. Fue una caída fea, aparatosa, sobrecogedora, escalofriante. El deportista valenciano impactó su cabeza con el tartán. Quedó inmóvil e inconsciente. Fue trasladado a un centro hospitalario de Estambul. Por fortuna, el percance no provocó ninguna lesión de gravedad.
En estos casos, la decepción por la no consecución del objetivo marcado pasa a un segundo plano. Duele, claro, no lograr esa gran medalla que parecía más factible y alcanzable que nunca. Pero lo importante es que Llopis no ha sufrido ningún problema de salud. Al excelente deportista valenciano se le sigue resistiendo un gran éxito internacional. El pasado año, por ejemplo, en el Europeo al aire libre, en Múnich, un contacto con el francés Sasha Zhova arruinó sus sólidas opciones de podio. Pero ese triunfo llegará. Por clase, calidad, talento y nivel. Y, sobre todo, porque se lo merece. ¡Ánimo, Quique!
Jorge Ureña, una quinta plaza a contracorriente
Contra viento y marea. Contra unas sensaciones extrañas y nada agradables. Contra un querer y no poder. Así afrontó Jorge Ureña el heptatlón de este Europeo bajo techo en Estambul. Está más que acreditado que el ‘combinero’ alicantino es, al margen de un excelente competidor, todo un gladiador, un superviviente nato. Durante este fin de semana, lo ha vuelto a evidenciar. Para su desgracia, no encontró la inspiración de la que disfrutó sólo dos semanas antes en el Campeonato de España. Ni el cuerpo ni las piernas le funcionaron desde la primera prueba, los 60m lisos. Con tal contexto, tuvo que recurrir a la mente, al corazón, terreno en el que Ureña también es un superdotado. Al final, el deportista alicantino (Onil, 29 años) concluyó en una más que meritoria quinta plaza. No pudo encadenar su cuarto podio continental consecutivo tras las platas de Belgrado 2017 y Torun 2021, y tras el oro de Glasgow 2019. Pero Jorge parece de vuelta. Es la mejor noticia. Desde ya, su mirada está puesta en el Mundial al aire libre, en Budapest