Con el dulce sabor de la victoria todavía en los labios, Quique y Pablo, Pablo y Quique, también conocidos como los hermanos Luján, articulan sus primeras palabras tras ganar el Campeonato del Mundo absoluto de vela clase 420 en Australia. Una competición que, como ellos dicen, “ha sido la mejor de nuestras vidas”.
Hace apenas unas horas que habéis conquistado el Mundial en Australia ¿Cómo estáis? ¿Cómo os sentís?
Parece una pregunta fácil de responder, pero no lo es. No se puede expresar lo que se siente. Estamos pletóricos. Es momento de celebrarlo. Suponemos que, con el tiempo, iremos asimilándolo.
Líderes solo durante la primera jornada y campeones en la última. Casi parece un plan establecido…
Sí, no podría haber salido mejor. Ha sido una competición muy disputada e igualada. Lo importante es que hemos luchado durante todos los días y siempre hemos pensado en lo máximo. No nos conformábamos con hacer podio. Al final, nuestra ambición ha sido recompensada.
¿Realmente pensabais que en la última jornada podíais remontar y ser campeones?
Hemos creído en nuestras posibilidades en todo momento. El campeonato ha estado muy abierto desde el principio. Después de la primera manga de la última jornada, estábamos todos empatados. Nos la jugábamos en la última prueba. Ha salido perfecto.
¿Y ahora qué? Después de muchos años navegando juntos, Enrique inicia su singladura en la clase olímpica 49er y Pablo, si todo marcha según lo previsto, continuará un año más en 420. ¿Nostalgia y tristeza por separar vuestros caminos después de tantos años juntos?
Ahora tenemos muchas sensaciones. Por una parte, sentimos un poco de nostalgia porque vamos a competir por separado durante un tiempo. Por otro, estamos contentos. No podíamos acabar esta etapa conjunta de mejor manera. Las vivencias de todos estos años juntos son imborrables. Y lo experimentado estos últimos días en Australia no lo olvidaremos jamás.