Existen eventos deportivos que están rodeados por un halo muy especial, por una aureola diferencial. En el caso concreto del ciclismo, hay una carrera considerada como la clásica de las clásicas. Conocida como el Infierno del Norte, la París-Roubaix es una de las citas predilectas entre los aficionados, expectantes ante la nueva batalla que librarán Tadej Pogacar, Mathieu Van der Poel y Wout van Aert. Ya sea por sus temidos tramos de adoquines; ya sea por la polvareda, si hace buen tiempo, o por el barro, en el caso de lluvia; ya sea por su icónica llegada al célebre velódromo de Roubaix… Por estas y otras muchas razones, el ciclismo ofrece este fin de semana una de las pruebas más esperadas en todas las temporadas. Un día lleno de épica, de mística, de historia. Testigos directos y partícipes de esta nueva edición, la 122ª, van a ser un grupo de deportistas valencianos. Todos ellos, muy jóvenes. Algunos, incluso, debutantes. Mañana, nos centraremos en los junior Eric Igual y Óscar Orts. Hoy, protagonismo para Héctor Álvarez.
El ciclista FER (Benidorm, 18 años) ya conoce esta carrera. La afrontó, todavía como junior, en 2024. La afrontó y la sufrió. A pocos kilómetros de la meta, un pinchazo le impidió luchar por todo. Antes de ese percance, Héctor estaba en ‘la pomada’. Figuraba entre los mejores y aspiraba a lo máximo. Pese a este desdichado contratiempo, el deportista alicantino concluyó en una fantástica novena posición. Este domingo, Álvarez disputará la carrera sub-23, categoría en la que debuta en la presente temporada. Es decir, el resto es mayúsculo.

Sí, es una prueba especial y distinta; por tanto, en los días previos, las sensaciones son especiales y distintas. Además, también la preparación es diferente al resto. Es más exhaustiva. Por ejemplo, hay un mayor reconocimiento del trazado.
Es una de las que mejor se ajusta a mis características. Pese a sus tramos de adoquines, es preferentemente llana y no tiene grandes repechos. Es casi perfecta para los rodadores con fuerza y potencia. O sea, en principio, me viene bien.
Muchos detalles. El ambiente es impresionante. Hay muchísima gente durante casi todo el recorrido. También, la pasión de los aficionados. Por supuesto, el trazado, porque es muy variado, no siempre es carretera. Y la forma con la que se desarrolla. Hay una tensión especial, superior al resto de pruebas, lo cual te obliga a estar súper atento.
Siempre hay una motivación especial cuando estás en la línea de salida de una prueba como la París-Roubaix. Dicho esto, no voy a negar que, en efecto, no olvido la mala suerte que tuve el año pasado. Por tanto, hay unas ciertas ganas y un cierto deseo de desquite.
Por pedir y por querer, me planteo ganar, por supuesto. Además, hacer pronósticos en ciclismo es bastante aventurado, puesto que nunca sabes cómo se va a desarrollar la carrera. Pero siendo, en efecto, sub-23 de primer año, y teniendo rivales bastante más mayores y expertos que yo, repetir un top-10, como en 2024, me dejaría satisfecho.
Sí, tras un periodo de muy mala suerte con caídas y lesiones, parece que todo vuelve a la normalidad y que los resultados empiezan a llegar. Y estoy convencido de que, si no vuelvo a sufrir percances, voy a hacerlo muy bien en las próximas semanas y competiciones.