El «nuevo» Kim López recupera la normalidad

Nada ha sido igual en la vida de Kim López desde el pasado 8 de septiembre de 2016. A partir de aquel momento, su figura adquiría una nueva dimensión. Consecuencia lógica tras la medalla de oro en el lanzamiento de peso F12 (discapacidad visual parcial) en los Juegos de Río 2016. En el universo del paralimpismo, el representante del Proyecto FER pasaba a convertirse en una celebridad. En un atleta llamado a ejercer un sólido reinado durante muchos años. Mientras, para el resto del deporte español, Kim dejaba de ser un perfecto desconocido para cobrar protagonismo. De anónimo a reconocido. De casi invisible a valorado.

Tras el baño de emociones y sensaciones experimentadas in situ, Kim descubrió un territorio que, hasta la fecha, le resultaba completamente ajeno. A su regreso a Valencia, llegó el momento de los reconocimientos, de los homenajes, de los agasajos, de los premios. Uno tras otro. Su teléfono, no excesivamente activo antes de competir y triunfar en los Juegos de Río, no daba tregua. “Para una persona muy tranquila como yo, todo estos compromisos me desbordaban. Reconozco que me halagaban. A todo el mundo le gusta que le premien y reconozcan por conseguir logros importantes. Pero llegó un momento en que solo deseaba que volviera la normalidad y recuperar mi vida sencilla y habitual”, explica Kim López.

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A punto de cumplir los 28 años, y en plena madurez, nadie duda de que el deportista valenciano va a seguir en la vanguardia de su especialidad. Basta solo con recordar la insultante holgura con la que conquistó el oro en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. El resto de competidores quedó a años luz del atleta FER. En el año 2017, el atletismo adaptado ofrece el Campeonato del Mundo en Londres, cuya celebración está prevista para el próximo mes de julio. “En Londres, al margen de ser campeón, me planteo como gran objetivo establecer un nuevo récord mundial en lanzamiento de peso F12. En Río, hice 16,44 y me quedé a tan solo 20 centímetros. Creo que lo tengo en mis brazos y voy a por él”, apunta, ambicioso, Kim.

De momento, Kim agradece el retorno a la rutina. Quiere recobrar la tranquilidad previa al frenesí que originó el oro de Río. Aunque, en el fondo, es consciente de que nada volverá a ser como antes. A partir de ahora, cada una de sus comparecencias en un gran campeonato internacional generará una mayor expectación. “Sé que mis actuaciones en un Mundial o un Europeo serán seguidas por más gente y que se esperará mucho de mí. Lo asumo con naturalidad. Se trata de llevarlo con la mayor normalidad posible y de no verse superado por la presión. Y creo que estoy preparado para ello”, afirma el componente del Proyecto FER. Una de las grandes referencias del deporte adaptado español. Para muchos años, además.