Afirmar que Néstor Abad y Pablo Herrera son dos de los mejores deportistas valencianos de todos los tiempos no es ninguna hipérbole. Sus resultados son suficientemente elocuentes. No exigen, apenas, comentarios o interpretaciones adicionales. Sin embargo, el hecho que realmente engrandece a estos dos ejemplares atletas es su longevidad. Su capacidad para estar en la élite durante tanto tiempo. Su supervivencia en la vanguardia desde hace muchos años. Ahora, ambos tienen, entre ceja y ceja, los Juegos de París. Abad ya se ha asegurado el billete olímpico, su tercer pasaporte olímpico. Herrera lo acaricia con la yema de los dedos. Sería su sexta participación en unos Juegos. Si lo logra, se convertirá en leyenda del deporte internacional.
Durante los últimos años, el equipo español masculino de gimnasia artística es uno de los colectivos más admirados y reconocidos del deporte nacional. A principios de octubre, acumularon más méritos y argumentos para reforzar su celebridad e incrementar su reputación. El motivo no era otro que la clasificación para los Juegos de París tras la disputa del Campeonato del Mundo. Un logro extremadamente meritorio. De por sí, la obtención de un billete olímpico ya entraña un extraordinario valor. Y más, en una modalidad como la gimnasia artística, cuya competencia a nivel internacional es feroz y despiadada.
Pero en este caso, la conquista resultó, si cabe, más encomiable. Más emocionante. No ha sido un curso fácil para los Ray Zapata, Nicolau Mir, Joel Plata, Tierno Diallo o Néstor Abad. Durante todo 2023, se han sucedido los percances. Algunos de ellos, muy serios. Incluso, graves. Es decir, el combinado español no llegaba a Amberes, escenario del certamen mundialista, en plenitud condiciones. Tampoco, Néstor (Alcoi, 30 años). En las semanas previas, el deportista FER estuvo condicionado por unas fuertes molestias en la muñeca izquierda. Y se notó. Las prestaciones de los gimnastas españoles no fueron, por ejemplo, las ofrecidas en el Mundial del pasado año, en Liverpool. De hecho, en lo colectivo, no lograron clasificarse para la final (lo conseguían los ocho mejores y España terminó novena). Pese a ello, conquistaron uno de los nueve pasaportes olímpicos disponibles y se aseguraron su presencia en París. Objetivo conseguido.
“Quizás no fue nuestro mejor Mundial, pero sí, el más meritorio. No llegábamos a Bélgica en plenitud. Yo, por ejemplo, estuve desde mediados de septiembre con unas molestias muy fuertes en la muñeca izquierda. Por ello, a pesar de que no pudimos convertirnos en uno de los 8 mejores conjuntos para disputar la final del torneo por equipos, la consecución del billete olímpico lo compensó todo. Estoy convencido de que, en los Juegos de París, si la salud nos respeta, lo haremos mucho mejor”, señala Néstor, quien tuvo la oportunidad de disputar la final individual all around, pero renunció. “No iba a disfrutarlo. Y, si no estás en condiciones de disfrutar una competición, mejor esperar a una próxima ocasión. Fue una decisión complicada, pero ya sufrí mucho en la jornada de clasificación. Hubo momentos en los que el dolor era angustioso”, recuerda el deportista alicantino. Meses antes, el gimnasta alicantino había cuajado un brillante Campeonato de Europa (13º en la final individual all ariund y 4ª, muy cerca del podio, en la final de barra fija
Mientras, a sus 41 años, Pablo Herrera va camino de hacer historia. El incombustible deportista castellonense está cerca de disputar los Juegos de París 2024. Si lo logra (a 5 meses para que se cierre el proceso clasificatorio, lo tiene bastante encauzado), se convertirá en el primer jugador de la historia del vóley playa mundial en afrontar seis citas olímpicas. Durante esta temporada, Herrera y su inseparable compañero en la arena, el gaditano Adrián Gavira, han ascendido a dos podios: oro en el Challenge de la Paz, en México; plata en el Challenge de Goa, India. Además, han sido quintos en los Elite de Doha y de Hamburgo.
“Si todo va bien y llegó a París, estos de 2024 serán mis últimos Juegos. Estoy pensando en ellos desde la semana siguiente de acabar los Juegos de Tokio, en lo que, una vez más, me quedé a las puertas de los cuartos de final. Sé que me encuentro en la parte final de mi carrera deportiva y lo quiero vivir al máximo. Y, por supuesto, estamos en permanente reinvención. Mi compañero Adrián y yo no somos ya dos chavales. Tenemos una cierta edad y hemos de buscar todo tipo de trucos ante parejas más jóvenes, físicas y fuertes. Seguir siendo competitivos a nuestra edad es casi un milagro”, comenta, para finalizar, el admirable Pablo.