Empezar una nueva temporada, un nuevo ejercicio, un nuevo desafío, una nueva singladura, siempre va unido a la ilusión, el entusiasmo, la motivación, las ganas… En el caso Mireia Rodríguez Salvador (Castalla, Alicante, 09/11/2000), esa adrenalina inherente al principio de un nuevo reto es, si cabe, más intensa. Va acompañada de un deseo de desquite. De revancha. La joven deportista alicantina se sintió enjaulada durante la segunda mitad del pasado año. Prisionera de una jugarreta del destino. Tras unos primeros meses de 2017 para enmarcar, Mireia se lesionó minutos antes de afrontar el Campeonato de Europa cadete en Lituania. Un 30 de junio, en pleno calentamiento previo al primer combate, la judoca FER se rompió la clavícula. Tal infortunio no le impidió estar, pero sí competir al máximo nivel, en el Mundial de la categoría, celebrado en Chile un mes más tarde, a principios de agosto. Cayó en el primer cruce. Recuperada física y mentalmente de aquella triste experiencia, Mireia ha despegado de nuevo. Además, a lo grande.
En 2018, Mireia Rodríguez (menos de 44 kg) se adentra en su primer año junior (en total, son 3 años en la categoría). Y, de momento, su estreno está resultando formidable: dos competiciones, dos medallas de oro. La primera, en el Campeonato de España de principios de marzo. La segunda, este pasado fin de semana, en la Copa de Europa de Coimbra, Portugal. Su complexión es ligera y pequeña. Sin embargo, sobre el tatami, se hace grande y demuestra una madurez que sorprende a todos. La alicantina derrocha talento en cada gesto técnico. Creativa, ambiciosa y autoexigente como es, no cabe duda, tiene por delante un futuro muy prometedor.
Mireia Rodríguez tuvo su primer contacto con el judo a los 3 años. A partir de ese momento, un flechazo. Un idilio. “Tanto que ahora este deporte ya forma parte de mi vida. No puedo plantearme mi día a día sin el judo”, explica la joven deportista alicantina. Tras su fulgurante inicio de temporada, Mireia tiene claros sus objetivos: “después de ser campeona de España junior, he de intentar ascender al podio en el Campeonato de Europa de la categoría, previsto para el mes de septiembre en Bulgaria”, comenta Mireia, quien añade: “Eso sí, va a ser un año complicado. Este curso es el de la transición entre Segundo de Bachiller y la incorporación a la Universidad, y no quiero acumular ningún retraso. Estoy segura de que lo conseguiré, pero compaginarlo todo va a requerir un gran esfuerzo de mi parte”, reflexiona, siempre madura, la judoca FER.
Su calendario ofrece dos paradas en los próximos meses. Otras dos Copas de Europa junior. A principios de abril, en Lignano, Italia. A mitad de mayo, en La Coruña. Tras el éxito firmado hace pocos días en Coimbra, Portugal, Mireia buscará una segunda medalla internacional para asegurarse su participación en el Campeonato de Europa de Bulgaria en septiembre, y en el Mundial junior, que se celebrará en Bahamas durante el mes de octubre. Conociéndola, no hay debate. Mireia es una apuesta segura.