Entre la incredulidad y la euforia. Entre el estupor y la alegría. Entre el sueño y la realidad. Así se encuentra Lola Riera (Valencia, 25/06/1991) dos días después de conquistar la medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de hockey hierba disputado en Londres. La deportista valenciana ha sido partícipe del mayor hito logrado por la selección española tras el oro obtenido en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Lola desea que esta proeza marque un punto de inflexión en el hockey hierba nacional. Por una parte, el equipo va a despojarse de ciertos complejos para el futuro y va a adquirir seguridad; por otra, esta disciplina, bastante minoritaria, va a ganar en seguimiento y proyección.
¿Sorprendida del nivel alcanzado y del logro conseguido? ¿O no tanto?
Si antes de empezar el torneo o, incluso, durante la fase de grupos, que no se nos dio del todo bien, me dicen que vamos a ser medalla, soy sincera, no me lo hubiera creído. Pero ahora que ya han pasado unas horas, y analizándolo todo con más frialdad, el éxito tampoco es tan desorbitado. Hemos estado a un gran nivel en los momentos clave. No hay más.
Al margen del bronce, en tu caso, este Mundial será recordado por el espectacular shoot out transformado en la semifinal ante Irlanda. A lo Panenka y siendo un lanzamiento decisivo…
No es la primera vez que lo hago. En 2016, ya convertí de la misma manera el shoot out decisivo que le dio la liga a mi equipo, el Spv Complutense. La verdad es que no es nada premeditado. Hay que enfrentarse a ese momento tan delicado y decidir en décimas de segundo. Y no pensar en las consecuencias de fallarlo. Hay un poco de todo, de inconsciencia, de sangre fría… pero entró, qué conste.
¿Este logro puede marcar un punto de inflexión en el hockey hierba femenino español?
Sin duda. Hay que aprovechar un impulso de estas características. Estoy convencida de que nosotras, la selección y las jugadoras, lo vamos a hacer. El bronce mundialista de Londres nos va a venir muy bien para ganar en seguridad y confianza; sobre todo, de cara a ese gran objetivo de los Juegos de Tokio. Además, es vital que nuestro deporte adquiera más popularidad y sea más seguido entre el público en general.
Por último, Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Quedan ya menos de 2 años. En junio de 2019, tenéis un primer paso en Valencia y en agosto de 2019 el Campeonato de Europa. ¿Cómo ves las opciones?
Así es, quedan menos de 2 años y el tiempo pasa volando. 2019 es el año clave. Primero, tenemos un torneo clasificatorio durante el mes de junio, además en Valencia, que no es decisivo, pero puede allanarnos el camino. Y luego, el Europeo ya en agosto, donde se distribuyen plazas. Soy optimista. El equipo ha alcanzado una gran madurez. Además, somos una piña y tenemos una gran química.