Liliana Fernández y Paula Soria: nada es imposible

La odisea, inclemente y hostil, ha ofrecido un final feliz. Los viajes de una parte a otra del globo terráqueo, las largas etapas lejos de casa, los nervios de no saber si saldrían las cuentas, la frustración por no poder superar la frontera de los cuartos de final… Ahora, todo este sufrimiento se da por bien empleado. Tras meses de sacrificios y penalidades, Liliana Fernández y Paula Soria saborean una dulce recompensa. La mejor. Ni más ni menos que la clasificación para los Juegos Olímpicos de París. Serán los cuartos para Liliana. Los primeros, para Paula.

A principios de 2024, las apuestas por las dos deportistas FER cotizaban a la baja. Los pronósticos no eran del todo favorables. Los resultados obtenidos durante el pasado curso no alimentaban, precisamente, la esperanza. Urgía una ‘Operación Remontada’. Además, en tiempo récord. Liliana y Paula, sin embargo, siempre reivindicaron un voto de confianza. Defendían que, pese a llevar como pareja sólo un año, el balance de 2023 no había resultado del todo negativo. Todo lo contrario. Apelaban al optimismo con dos argumentos. El primero, su clarísimo margen de mejora. El segundo, la existencia de muchos torneos y puntos en juego para revertir la situación. El tiempo les ha dado la razón. En los últimos tres meses, las dos jugadoras alicantinas han experimentado una asombrosa metamorfosis. Por momentos, han desplegado un vóley playa de muchos quilates. Conclusión, aunque in extremis, han logrado el objetivo en el que no todos creían. 

El éxito de Liliana (Benidorm, 37 años) y de Paula (Orihuela, 31 años) también ha tenido un fuerte componente psicológico. No han estado dentro de las afortunadas hasta el último momento. Tocó navegar contra corriente desde marzo hasta junio. Tampoco fue fácil superar la impotencia de caer eliminadas, una y otra vez, en los cuartos de final. Las semifinales se antojaban inalcanzables. Y eran muy necesarias. Hasta que, en la última oportunidad, en el Pro Tour Challenge de Polonia, derribaron a martillazos esa pared y se colgaron un decisivo bronce. Y, por último, resultaron clave sus talantes: enérgicos, optimistas, vigorosos, rebeldes, cargados de vitalidad… Durante las batallas en las que se convertían todos y cada uno de los partidos, Liliana y Paula sonreían. Sufrían, pero al mismo tiempo, disfrutaban. A la mayor solidez, a la mayor continuidad en lo deportivo, añadían más alegría, más autoestima, más exclamaciones, más gritos, más expresividad corporal…

Enhorabuena por el billete olímpico. Para ti, Liliana, serán tus cuartos Juegos, ¿ha sido el pasaporte más caro? ¿Ha sido el proceso clasificatorio más duro?

Liliana: Sin duda. Ha sido muy duro. Tras la segunda maternidad, me costó muchísimo recuperar el físico y volver a la rutina. Nada más dar a luz, perdí a mi madre, con lo que ello supone a nivel emocional. Además, partía de cero con una nueva pareja y con muy poco tiempo por delante… Sinceramente, no sé cómo lo hemos hecho…

Cuando en marzo empezaron los torneos de 2024, estabais bastante rezagadas en el ranking y muy poca gente apostaba por vosotras. ¿Con sinceridad, pensabais que aún era posible?

Paula y Liliana: Honestamente, no. Veíamos muy difícil recuperar el terreno perdido. Estábamos lejos del corte. Creemos que ha sido clave el centrarnos en cada torneo, sin mirar más allá. Y empezar con una notable 5ª plaza en el primer torneo, en Recife, nos ayudó mucho.

Ha habido una gran diferencia entre vuestras prestaciones de 2023, más bien discretas, y el alto nivel alcanzado en 2024. ¿Sólo ha sido consecuencia de llevar más tiempo juntas o ha habido más razones?

Paula: Obviamente, el paso de los meses ha sido clave. La formación de un nuevo equipo conlleva su tiempo, su adaptación, sus plazos. A medida que íbamos jugando torneos, íbamos consiguiendo lo que, en un principio, se nos negaba, se nos escapaba. No es que hayamos cambiado muchas cosas. Eso sí, hemos tenido que ir muy deprisa. Ha sido como correr un Maratón a ritmo de carrera de velocidad.

¿Os llegasteis a desesperar cuando, una vez tras otra, caíais en los cuartos de final de los Pro Tour Challenge?

Liliana y Paula: Mucho. Y más, sabiendo que un pase a semifinales o un podio eran necesarios para conseguir el billete olímpico. Era como una maldición. Pero intentábamos ver el lado positivo. Es decir, éramos competitivas, estábamos en el camino. Habría un día en que no saldría cruz y sí, cara. Justo lo que ocurrió en Polonia.

Pese a que cada encuentro es una batalla, la sensación es que disfrutabais, con vuestras exclamaciones, con vuestros gritos de ánimo, con vuestras sonrisas… ¿Era así?

Paula: No era nada forzado. Es nuestro estilo. Nos propusimos disfrutar con nuestros aciertos y victorias, y no venirnos abajo con los errores y las derrotas. Como nos dice nuestro entrenador, tengamos o no nuestra mejor versión, juguemos siempre con una sonrisa. Creo que este billete olímpico ha tenido un alto componente psicológico.

Liliana, vas a cerrar la etapa de deportista de élite a lo grande, con la presencia en tus cuartos Juegos. Y Paula, vas a debutar en una cita olímpica. ¿Cómo os sentís?

Liliana: Estoy muy feliz. Aún no puedo creerme que vaya a retirarme del deporte profesional con la presencia en mis cuartos Juegos. Me parece increíble cómo se han dado las cosas en las últimas semanas. En tiempo récord, hemos hecho un pequeño milagro.

Paula: Sé que es un tópico, pero no se me ocurre decir otra cosa. Es como un sueño. Era el deseo de toda mi vida. Hubo momentos en que lo veía casi imposible. Tras unos días de no creérmelo, ahora empiezo a asimilarlo. Y haberlo conseguido con Liliana, que siempre ha sido un referente para mí…es que no tengo palabras.