La aventura de las Copas del Mundo llega a su fin. Y el desenlace no tendrá término medio. Blanco o negro. Cara o cruz. Todo o nada. Alegría o tristeza. Laura Casabuena (Alcoi, 18 años) dirime a una sola carta la obtención de su pasaporte olímpico. La joven gimnasta FER afronta en Doha la cuarta y última Copa del Mundo clasificatoria para los Juegos de París. Laura aterriza en el momento de la verdad tras una especie de montaña rusa. No lo tiene fácil, pero atesora sus opciones en dos aparatos. Y, curiosamente, quizás, lo tiene más al alcance en barra de equilibrios que en suelo, su teórica especialidad.
Por lo que respecta a la modalidad de suelo, Casabuena ha sumado dos grandes resultados: fue tercera y, por tanto, medalla de bronce en El Cairo y ocupó la sexta plaza en Bakú. Por contra, se mostró más discreta en Cottbus, donde no sumó ningún punto. En la clasificación general de suelo, la deportista alicantina es tercera, pero a una distancia considerable de las dos rivales que le preceden. En realidad, la austriaca Charlize Moerz, que se ha mostrado casi infalible en las primeras tres Copas del Mundo, es inalcanzable. Menor, aunque también apreciable, es la renta que la filipina Emma Malabuyo le saca a Laura. En suma, la gimnasta FER debería hacer un suelo perfecto, excelso, y, además, esperar el error de la filipina. La realidad dice que el escenario es muy complicado.
Casualmente, la vía de la barra de equilibrios ofrece más esperanzas. A pesar de que Laura Casabuena no ha obtenido un resultado especialmente brillante en este aparato (octava en Cottubus, décima en Bakú), es quinta en la general, pero realmente es tercera, y a una diferencia salvable de las dos contrincantes que, ahora mismo, recibirían los billetes olímpicos. La alicantina no está tan lejos de una gimnasta de Taipei y, sobre todo, se encuentra bastante cerca de la sueca Jennifer Williams. Es decir, todo es posible en barra de equilibrios. Y más, teniendo en cuenta la complejidad de un ejercicio especialmente traicionero y proclive a grandes vuelcos.
En el caso de que Laura Casabuena no logre el pasaporte olímpico a través de estas Copas del Mundo, aún quedará otra opción. Para ello, habrá que esperar al Campeonato de Europa de 2024, que se desarrollará en la ciudad italiana de Nápoles a principios de mayo. El certamen continental sólo otorga un billete olímpico. En este caso, será por la vía del all around o concurso general. Y corresponderá a la mejor gimnasta cuyo país, tras el Mundial y tras las Copas del Mundo, aún esté en condiciones de aspirar al último pasaporte para los Juegos de París. El camino está lleno de dificultades y de espinas, pero es transitable. Por ilusión y pasión, no será.