Han pasado ya unas jornadas, pero el eco se mantiene. La repercusión de sus éxitos no remite. Fátima Diame y Enrique Llopis siguen acaparando gran parte del protagonismo del deporte valenciano tras sus magníficos resultados en el Campeonato del Mundo de atletismo en pista cubierta, evento celebrado en Glasgow durante este pasado fin de semana. Ayer, fue el momento de la descripción y el análisis. Hoy, toca conocer sus reflexiones.
Fátima Diame: “Me merecía un momento así: estaba convencida de que llegaría”
Tan célebre como el bronce conseguido en la longitud femenina, ha sido el profético episodio que Fátima Diame vivió durante la noche del sábado al domingo. Horas antes de competir en el foso de arena, mientras descansaba, la atleta FER, de 27 años, visualizó que esta vez sí tocaba. Que iba a ser la buena. La fantasía, que luego no fue tal, le situaba en el podio con una medalla al cuello. Más que dicho y hecho, soñado y conseguido. Al margen de premoniciones y casualidades, la obtención de un éxito de esta dimensión parecía cuestión de tiempo. La esperanza respondía a sus privilegiadas características, técnicas y físicas. Fátima ya sabe lo que es ocupar un podio en un gran evento internacional. Quizás, no sea el último.
No soy muy expresiva, pero muy feliz. Estoy asimilándolo. Son muchos años de trabajo, de esfuerzo, de dedicación al atletismo, y, la verdad, ya tocaba. Creo que me merecía una alegría así. Y quiero compartirla con mi equipo y, en especial, con mi entrenador, con Iván Pedroso. El 70% de esta medalla es de Iván y de mis compañeros del día a día.
Es que fue así. Antes de una competición importante, nunca había tenido un sueño como el del sábado. En este caso, soñé con que ganaba una medalla. No sabía el color, pero me veía en el podio. Durante el día, ya se me olvidó y no le di más importancia, pero ocurrió tal cual lo conté.
Así es. Al empezar con un salto bastante correcto de 6,47m, me animé y cogí confianza. Luego, en el segundo y el tercero, no progresar. Sabía que mi pase a la mejora iba a estar muy apurado, lo cual siempre te genera inquietud y nervios. En el cuarto, llegué un poquito más lejos, hasta los 6,51, y ya en el quinto conseguí esa marca que me dio la medalla. Tiene mérito, porque, aunque llegaba bastante bien y aunque los entrenamientos habían sido buenos, tampoco había preparado a tope la pista cubierta. Por tanto, muy contenta.
Sí, porque, como he dicho en repetidas ocasiones, siento que he crecido, que he dado un salto de calidad y que he ganado en confianza. En los últimos años, ha habido nulos milimétricos que eran saltos de casi siete metros. Sobre todo, el sexto y último intento del Mundial de Budapest de 2023. Es decir, era cuestión de tiempo. Ahora, a seguir, porque tenemos por delante un apasionante verano con Europeo y Juegos.
Enrique Llopis: “He demostrado que puedo competir de tú a tú con los mejores”
El atletismo empieza a devolverle a Enrique Llopis todo lo que le había negado en años anteriores. La lista de sobresaltos y desventuras es amplia. Ahora, son momentos de bonanza y de estabilidad. Y si las lesiones le respetan, lo externo no interfiere y lo ajeno a su voluntad no le limita, el deportista FER tiene mucho camino ganado gracias a su clase y calidad. Justo, lo que ocurrió el pasado sábado en el Mundial en pista cubierta de Glasgow, donde Llopis (Bellreguard, 23 años) alcanzó una sensacional cuarta plaza en la final de los 60m vallas con un crono de 7 segundos y 53 centésimas. A pesar de que no pudo rebajar su marca personal, esos 7:48 establecidos en 2023, se quedó a tan sólo 6 centésimas del bronce.
Tengo sensaciones enfrentadas. Por una parte, todavía siento cierta rabia por quedarme tan cerca de las medallas. Por otra, estoy muy contento, casi en una nube. Una cuarta plaza en un Campeonato del Mundo y con el alto nivel que había es un gran resultado. Hemos trabajado muy bien durante el invierno, hemos hecho una buena planificación (concentraciones en Sudáfrica, Canarias, competir lo justo y necesario) y aquí están los frutos.
Así es. Con la salida, estoy bastante contento. Luego, me vi bien durante toda la carrera. Lástima, en efecto, de esa descoordinación en la última valla. No entré del todo bien. Me pudo el ansia de verme tan cerca del podio. No sé lo que hubiera pasado si hubiera franqueado mejor el obstáculo. Quizás, no hubiera sido tercero, pero podía haber rebajado en algunas centésimas esos 7:53.
Sí. Este cuarto puesto en Glasgow me va a dar más confianza. Está claro que los rivales son muy buenos y que la competencia es tremenda, pero yo también empiezo a creérmelo, en el buen sentido de la palabra. He demostrado que puedo estar a la altura de los mejores y de competir con ellos de tú a tú, sin complejos. Siguiente objetivo, rebajar los 13:30 al aire libre y soñar con todo en el Europeo de Roma y París.