El verano más largo, exigente, complicado y estresante tuvo el epílogo más feliz, reconfortante y apoteósico. Toda la presión acumulada en los meses previos se convirtió en liberación. Toda la tensión, en alivio. Y toda la angustia, en alegría. Casi tres meses después, las gimnastas Polina Berezina, Alba Bautista, Patricia Pérez Fos y Mireia Martínez se siguen estremeciendo cuando recuerdan las intensas emociones acumuladas durante el Campeonato del Mundo celebrado en Valencia. Ni habían experimentado ni, posiblemente, experimentarán una vivencia similar. Un Mundial en casa (en el caso del torneo individual, además, clasificatorio para los Juegos Olímpicos de París); un escenario repleto hasta los topes; un público entregado y enfervorecido… Y, sobre todo, unos resultados espectaculares. Polina y Alba obtuvieron el pasaporte más preciado. Mireia y Patricia, que ya se habían asegurado el billete olímpico en 2022, se colgaron sendas medallas.
“Hablo a título personal, pero creo que mis palabras podrían corresponder a cualquiera de mis tres compañeras. Este verano de 2023 ha sido el más feliz de mi vida. Nunca un descanso era tan necesario. Y nunca unas vacaciones, tan aprovechadas. Desde enero, habíamos estado sometidas a una gran exigencia física y mental. Más todavía, con el inicio de las competiciones a partir de marzo. Y, a medida que se aproximaba el Campeonato del Mundo, teníamos más nervios, más responsabilidad, más vértigo. Por ello, cuando concluyó el Mundial y conseguimos el objetivo de clasificarnos para los Juegos de París, la sensación inicial fue de bajón, de vacío, pero, a los pocos días, lo procesé, lo asimilé y pude, repito, aprovechar al máximo las tres semanas de descanso. Aunque fue muy duro, al final lograr la recompensa después de tanto trabajo y sufrimiento me hizo muy feliz. Volvería a vivir un proceso así”, explica Polina Berezina.
En términos similares, se expresan Mireia Martínez López y Patricia Pérez Fos, componentes del conjunto español que levantó a los aficionados de sus asientos con la medalla de bronce en el concurso general y con la de plata en la final de 5 aros. “Aunque fue en septiembre, la playa y la arena nos supo a gloria. Además, hicimos una ‘escapadita’ con nuestras compañeras del equipo y nos lo pasamos genial. Dicho esto, en la parte final de las vacaciones, ya estábamos deseando volver a los entrenamientos. Encaramos un año muy especial. Estamos a ocho meses de los Juegos Olímpicos. Tras los éxitos en los dos últimos Mundiales, y una vez que ya hemos demostrado que nos encontramos a un altísimo nivel, por qué no pensar en algo más que un diploma en París 2024. Estamos muy motivadas y vamos a preparar a conciencia el torneo olímpico. Ahora, es momento de empezar a tomar contacto con los nuevos ejercicios. Cuando los descubráis, seguro que os gustan”, señalan Patricia y Mireia.
En lo que coinciden las cuatro gimnastas es en los imborrables recuerdos, en las indelebles huellas, en las inolvidables vivencias, en las tremendas sensaciones que les dejó el Campeonato del Mundo de Valencia. Al respecto, Alba Bautista señala: “Fue algo único, incomparable, irrepetible. Transcurridos casi tres meses, muy a menudo, casi todos los días, me siguen viniendo a la cabeza escenas y momentos del Mundial. Y me sigo emocionando. Vivimos unas jornadas que nos han marcado para toda la vida. Ya sabíamos que íbamos a disfrutar de una experiencia muy intensa, pero la realidad superó las expectativas. Esa semana del mes de agosto de 2023 fue impresionante. Permanecerá siempre en nuestra retina y memoria”.
Como es habitual, el calendario internacional de la gimnasia rítmica se activará en marzo, mes que acogerá la Copa del Mundo de Grecia. En abril, turno paras las Copas del Mundo de Sofía y Bakú. En mayo, se disputará la Copa del Mundo de Portimao y el Campeonato de Europa, en Budapest. En junio, está prevista la Copa del Mundo de Milán. El gran momento, llegará en agosto, con la disputa de los Juegos Olímpicos de París. Para Polina, Alba, Patricia y Mireia, el pasado es hermoso y emocionante. El futuro está por escribir, pero se presenta apasionante.