El taekwondo continúa encumbrando al Proyecto FER. Lo ha hecho desde que se inició el año 2016. Sin embargo, ha alcanzado la excelencia, casi la perfección, durante este pasado fin de semana. Y todo por una nueva demostración de precocidad, madurez, talento y clase por parte de Blanca Palmer (Gandía, 16/02/1999), la nueva sensación del taekwondo nacional. Es lo más parecido a un sueño. Muy dulce, además. Con tan solo 17 años, todo va muy rápido para Blanca. Tanto como el vértigo que genera un simple repaso de sus conquistas durante estos primeros cinco meses del año: campeona de España senior, medalla de plata en la prestigiosa competición internacional de la Copa Presidente de Alemania, oro en la categoría absoluta del Open de España, oro en el Nacional sub 21 y, desde el pasado jueves 19 de mayo, subcampeona continental absoluta… por un segundo. Porque la deportista de Gandía perdió la corona europea en el último suspiro de la gran final. Todo un portento. Un prodigio con un presente esplendoroso y un futuro deslumbrante.
Sin embargo, Blanca se muestra ajena a los focos que, inevitablemente, empiezan a apuntarla. Inmune a la atracción y el interés que su nombre comienza a despertar. Impasible a la resonancia que su meteórica trayectoria genera. La taekwondista de Gandía vive en su particular mundo. Con la ingenuidad, la naturalidad y la candidez propias de su juventud, de sus 17 años. Parca en palabras, reconoce que sí, que está “un poco sorprendida por sus resultados”. Añade que le queda “mucho por mejorar”. Y está segura de lo conseguirá gracias a sus compañeros del club Olimpo de Sedaví, a quienes permanentemente hace partícipes de estos momentos tan especiales. No en vano, Blanca convive con ellos todos los días. Para ello, recorre cada jornada la distancia que separa su Gandía natal de esta localidad de l’Horta Sud.
Quien mejor la conoce es Francisco Martín Torres, su entrenador desde hace 5 años. Su mentor. Paco, como es conocido en el club Olimpo, se niega a aplicarle el término “estrella”. En todo caso, reconoce que Blanca “ya no es ninguna desconocida en el máximo nivel. Sus rivales la tienen muy presente. De hecho, en las últimas semanas y meses ha ganado a contrincantes que van a estar en Rio. Y esto es muy significativo”. Para el preparador valenciano, la historia que está protagonizando Blanca “era inimaginable. Cuando empecé a prepararla hace 5 años, no podía ni intuir esta evolución. Va muy rápida, sí. No sé si demasiado, pero hay un aspecto que la hace especial y que me tranquiliza, y es su madurez. Pese a su juventud, tiene un equilibrio mental privilegiado, su frialdad y saber estar en el tapiz resultan impresionantes. Su gestión de los combates y de la presión es sorprendente”, afirma, orgulloso, Paco.
Tras este tsunami de sensaciones, Blanca deberá aterrizar de nuevo en su realidad, la de una joven de 17 años. Ahora, aparcará el taekwondo durante unas jornadas y se centrará en superar los exámenes finales de primero de Bachiller. Y después, más retos. Todavía le queda un gran desafío por afrontar: el Campeonato de Europa sub 21. Aunque, pase lo que pase en este certamen, la matrícula de honor deportiva ya no se la quita nadie. Y difícilmente se podrá relajar. Primero porque su carácter y ambición no se lo permitirán. Y después, porque tiene competencia en casa. Sí, Alba, su hermana pequeña, también va para figura. Ya ha sido campeona de España y medalla de bronce europea en categoría cadete. Y, según algunas personas que conocen a ambas, tiene, incluso, cosas mejores que Blanca. Vaya pareja.