Tres intervenciones quirúrgicas en su codo derecho. Dolor, físico y espiritual. Lucha contra el reloj. Impotencia, frustración, desánimo… Así de sombrío ha sido el día a día de Kim López desde mediados de 2022. Esta etapa tan adversa empieza a ser historia. Ya ha encontrado un punto de inflexión. Después de un largo periodo de desventuras y penalidades, el atleta adaptado valenciano disfrutó el pasado sábado de una enorme alegría. De un oasis en el desierto. Pese a estar lejos de su plenitud, Kim (Silla, 35 años) sacó el orgullo del ganador. Exhibió el carácter del campeón. El deportista FER (lanzamiento de peso F12, discapacidad visual) logró la medalla de oro en el Campeonato del Mundo, en la ciudad japonesa de Kobe, una conquista que le concede el billete directo para los Juegos Paralímpicos de este próximo verano.
Para Kim López, la mera presencia en París 204 ya es todo un acontecimiento. Un motivo de fiesta y celebración. No sólo se encuentra a una cierta distancia de su mejor versión (el sábado proyectó el peso hasta los 15,22m; su plusmarca es 17,04m). Su dolencia le ha restado flexibilidad en el codo. Le ha obligado a entrenarse y a ensayar los lanzamientos con un artefacto de poco peso. El deportista valenciano ha tenido que tirar de ingenio e imaginación, pero también, y, sobre todo, de fortaleza mental. Su paciencia y entereza han tenido una merecida recompensa. Ahora, Kim seguirá con su particular batalla contra el reloj. En los Juegos, habrá más competencia. En la capital francesa, el lanzador de Silla defenderá los oros de Río y Tokio. Por delante, tres meses sin tregua. Éstas son sus reflexiones
Por supuesto. Aún no han pasado cinco meses desde la última operación. Diría que me encuentro a un 60%. He llegado corto de preparación. Por ejemplo, cuando estoy bien, puedo llegar a hacer unos 50 lanzamientos en una sesión de entrenamiento. Desde hace mucho tiempo, por precaución, no hacía más de 15. Y, además, con bolas de menos peso. Por todo ello, es un éxito, sin duda.
Es muy especial, sin duda, por lo que he sufrido en los últimos tiempos y por el premio que comporta. De hecho, el sábado, me emocioné. Pero me sigo quedando con el oro en los Juegos de Tokio. Ya en aquel momento, tenía molestias en el codo. Los Juegos es la competición con mayúsculas. Superé a grandes rivales. Lo hice con una espectacular marca…
Hace un mes, sinceramente, superar los 15 metros me parecía una utopía. Hay que tener en cuenta que el pasado año era casi incapaz de lanzar. Dicho esto, días antes de viajar, los entrenamientos en Gandía ya habían ido mejor (eso sí, con bolas de menor peso). Ya en Japón, las sesiones realizadas con el peso normal me llevaban a ser más optimista. Además, durante el calentamiento, tuve buenas sensaciones. Es decir, no ha sido del todo sorprendente.
Esta medalla de oro ha sido un chute de motivación. Soy optimista. No sé si llegaré en plenitud, pero, repito, ahora estoy a un 50 o 60%. Puedo mejorar mucho la condición física de la parte superior del cuerpo. Y puedo mejorar la fuerza y la técnica cuando, poco a poco, vaya recuperando los entrenamientos de calidad. Si no surge ningún contratiempo más, hay margen. Van a ser tres meses muy duros, lo sé. Estamos justos de tiempo, pero estamos en el buen camino.
Afortunadamente, sí. Durante las primeras noches, entre el cambio horario y los nervios, me costaba conciliar el sueño. Ahora, y, sobre todo, después de conseguir el objetivo, ya descanso más. Y en efecto, hasta el jueves, a estar al lado de Héctor para que siga mi camino y también consiga el pasaporte para los Juegos de París.