Viernes 24 de enero de 2023. Todo transcurre con normalidad. Sin grandes novedades. Pura rutina. Julia Figueroa acelera su puesta a punto con vistas al primer gran torneo del curso, el Grand Slam de París, previsto para el 2 de febrero. Sin embargo, un entrenamiento convencional, cotidiano, se convierte en el inicio de un tortuoso proceso. Un mal gesto da paso a una lesión cervical. A dolor. A mucho dolor. Físico y mental. El percance no sólo le aparta de la práctica deportiva. Le obliga, además, a guardar reposo absoluto e, incluso, le lleva, el 22 de febrero, a visitar el quirófano para ser operada de dos hernias discales. Casi medio año después, y tras perderse, sobre todo, el Campeonato del Mundo, la deportista FER, de 32 años, está a punto de cerrar esta pesadilla. Julia vuelve a los tatamis. Va a reaparecer en los dos Grand Slam que se celebran de forma consecutiva. El primero, este próximo fin de semana, en Kazajistán. El segundo, entre el 23 y el 24 de junio, en Mongolia. A pocas jornadas de disputar sus primeras competiciones en 2023, hablamos con la judoca FER.
Aunque la lesión esté totalmente curada y superada, no he competido en todo el año 2023 y tampoco llevo mucho tiempo entrenando al máximo nivel. Por tanto, no puedo decir que me encuentre al 100%.
Por diferentes motivos. En primer lugar, porque no recibí el alta médica hasta el miércoles 7 de junio. A partir de ese momento, ya entraban en juego mis sensaciones y mi voluntad. Hemos estudiado todos los pros y todos los contras. Aunque no estoy en plenitud, hemos pensado que es mejor ir adquiriendo ritmo y, si es posible, intentar arañar algunos puntos en la carrera olímpica. Pensamos que es interesante rodarnos y llegar mejor al Master de Budapest en agosto, el evento que siempre fue mi objetivo desde que tuve que parar por lesión.
Antes de la operación, el dolor era insoportable. Es decir, pasar por el quirófano era inevitable. Una vez me operé, sentí alivio físico. Con respecto al dolor anímico, claro que es duro perderse un evento tan importante, pero ya en ese momento, en mayo, estaba tan contenta con mi recuperación y mi mejoría, que no competir en el Campeonato del Mundo no resultó tan frustrante.
Al no competir en todo el año y, por tanto, al no sumar puntos en el ranking, la situación se ha comprimido, claro. He perdido parte de la ventaja de la que disponía. Pero sigo siendo optimista. Ahora, entran muchos puntos en juego. Todo se decidirá a partir de Mongolia.
Siempre lo sigo. Me apasiona el judo y estoy atenta. No me aíslo.