La tenista Arantxa Sánchez Vicario, el atleta Carlos Sala, el jugador de baloncesto Juan Carlos Navarro, la nadadora María Peláez, la esquiadora María José Rienda, o los waterpolistas Salva Gómez y ‘Chiqui’ Sans son algunos de los deportistas españoles con cinco participaciones en unos Juegos Olímpicos. A esta selecta lista de elegidos puede unirse, en menos de dos años, Iván Pastor. A principios del pasado mes de agosto, el componente del Proyecto FER dio un paso de gigante para incorporarse a tal exquisita nómina. Durante la celebración del Campeonato del Mundo en Dinamarca, el regatista de Santa Pola aseguró la presencia de la vela española en el torneo de RS:X en Tokio 2020. A pesar de la creciente competencia surgida en los últimos tiempos, Iván continúa marcando la pauta en el panorama nacional. De hecho, en aguas danesas, fue el mejor de los siete regatistas españoles presentes en el certamen mundialista. A sus 38 años, el alicantino se encamina hacia los que serían sus quintos Juegos Olímpicos. Hoy, hacemos balance de este 2018 y conversamos sobre sus próximos retos.
En 2018, has disputado el Trofeo Princesa Sofía (18º), varias Copas del Mundo (fuiste quinto en Miami), los Juegos Mediterráneos y el Mundial (donde acabaste 13º). Una temporada muy exigente y con todo tipo de resultados. ¿Qué balance haces hasta la fecha?
Sí, han sido muchas competiciones. No he podido brillar como en otras temporadas, porque he estado muy condicionado por mi lesión en la espalda. Sé que no he mostrado mi mejor versión; con todo, sigo rindiendo a un buen nivel. He aprendido mucho y creo que el balance es positivo de cara al próximo año, que será crucial para mí.
Tu contribución en el Mundial de Dinamarca para que España se haya asegurado plaza en la RS:X de Tokio 2020 ha sido todo un logro.
Sin duda, era uno de los objetivos del año: conseguir clasificar a España para Tokio 2020. Lograrlo, además como octava nación, ha sido muy satisfactorio. He dado un primer paso para competir en los Juegos de 2020, pero todavía falta mucho recorrido y hay que respetar a otros compañeros que también tienen sus opciones.
Precisamente, al respecto de esto último, en los últimos años te ha surgido mucha competencia a nivel nacional, pero sigues siendo el mejor español. Así lo demostraste en el Mundial. ¿Cómo percibes a las nuevas generaciones?
Sí, hay más gente joven haciendo RS:X y eso es muy positivo, tanto para el país, como para el windsurf. La competencia es sana y me motiva, si cabe, aún más. Lógicamente, me gustaría ser el elegido para representar a España en Tokio 2020, pero si no lo soy, estoy convencido de que tendremos a un regatista del máximo nivel.
Aún queda mucho, pero ¿ves más cerca tu presencia en los que serían tus quintos JJOO?
En realidad, no queda tanto, menos de dos años. Y realmente, la primera mitad del 2020 apenas cuenta. Tras mi lesión de espalda y todo lo aprendido este año, quiero ir a tope, organizarme correctamente, administrar bien las fuerzas para conseguir grandes resultados en 2019 y poder llegar al máximo a Tokio. Me veo encaminado, pero reitero, hay que ser paciente.
Después de tanto tiempo en la élite, ¿sigues conservando motivación, ilusión, chispa, ganas…?
Ha sido un año muy duro para mí, pero repito, he aprendido mucho y sólo pienso en ponerlo todo en práctica para tener un gran 2019. Creo que mi motivación está intacta, la chispa sigue viva y tengo más ganas que nunca por volver a subirme a la tabla.
¿Cuáles son tus próximos retos a corto plazo?
En unos días, del 11 al 15 de septiembre, competiré en la Copa del Mundo de Enoshima, un evento con muchos alicientes, porque se celebra en el campo de regatas que acogerá el torneo olímpico. Ojalá en dos años pueda volver a este destino. Sería una gran señal.