A Iván Pastor se le acaban las vacaciones. Y también el tiempo de reflexión y de meditación. Tras casi tres meses enteros en su domicilio de Santa Pola, una tregua inusual en la agitada vida del regatista alicantino, Iván prepara de nuevo las maletas. Destino, Melbourne, Australia, escenario de la final de la Copa del Mundo de vela de este año 2016 a principios de diciembre. El representante del Proyecto FER ya está ansioso de subirse a su embarcación y adentrarse de nuevo en el frenesí de la competición. En el vértigo de los campeonatos. Un mundo adictivo. Casi irrenunciable. Del que es muy difícil desvincularse. Tanto que, a pesar de sus 36 años, el deportista alicantino no se plantea todavía el abandono del máximo nivel. Todo lo contrario. En su cabeza, está la presencia en Tokio 2020. En ese momento, tendrá 40 años. Y serían sus quintos Juegos Olímpicos. Todo un récord.
¿Tienes decidido que quieres estar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?
Prácticamente decidido. Son muchos los motivos. Físicamente, me encuentro muy bien. Mentalmente, conservo la motivación y la ilusión. Y a nivel deportivo, creo que puedo ser todavía competitivo durante los próximos años. De hecho, aunque en Río 2016 se me escapó el diploma por poco, mis dos últimas temporads han resultado muy buenas. Por tanto, pese a que todavía falta mucho, y quiero ir año a año, la intención es la de llegar a Tokio.
Durante los últimos años, en España apenas has tenido rival. ¿Puedes encontrar más competencia en este nuevo ciclo olímpico?
Sí. Esta es una de las novedades de los próximos años. Estoy convencido de que en mi categoría, en la clase RS:X, va a haber más rivalidad de cara a Tokio. Hay un ramillete de 4 o 5 regatistas que ya están capacitados para competir al máximo nivel. Es decir, habrá que sacar lo mejor de uno mismo.
Una vez han pasado dos meses tras los Juegos de Río, ¿qué balance haces?
Agridulce. Tenía la ilusión en luchar por las medallas o, como mínimo, por el diploma olímpico. Pero me quedo con mis dos grandes jornadas finales. A pesar de no empezar bien, nunca me resigné. Una gran reacción me permitió entrar en la Medal Race. Y casi la gano. Al final, sabor agridulce con la novena plaza, pero contento per ser competitivo.
En pocos días, viajas a Australia a disputar la final de la Copa del Mundo de vela, una competición que te trae buenos recuerdos…
Desde luego, el pasado año gané esta misma competición en Abu Dabi. Es una prueba de gran prestigio, una especie de remate y fiesta final de la temporada. Reúne a los 20 primeros clasificados del ranking mundial de mi categoría, la RS:X. Siempre es atractivo disputarla.
Por último, de cara al próximo año, ¿cuál es tu previsión de competiciones?
Básicamente, dos grandes citas: el Campeonato de Europa, previsto para junio en Marsella, y el Campeonato del Mundo, programado en Tokio para el mes de octubre. Esta última prueba, sin duda, es una referencia pensando en los Juegos de 2020.