Por muchas razones, Héctor Catalá Laparra ha vivido el curso más extraño de su carrera. Metódico, organizado y riguroso hasta el extremo, el paratriatleta de Serra, de 34 años, ha tenido que improvisar más de la cuenta. Se ha visto obligado a gestionar escenarios que, hasta el momento, le resultaban desconocidos. Todo empezó tras los Juegos Paralímpicos del pasado verano. La transición entre la conclusión de Tokio y el inicio del nuevo ciclo fue complicada. Una cierta saturación mental afectó a su día a día deportivo. Le generó una pequeña crisis. Así se reflejó en el Campeonato de Europa, celebrado en Polonia a finales de mayo, donde el resultado alcanzado no fue el deseado.
Héctor regresó del certamen continental con la moral tocada. Casualmente, a los pocos días, se desarrollaba en Valencia el Nacional de ciclismo adaptado en ruta. El deportista FER vio este evento como un aliciente, como una oportunidad que, en cierto modo, suavizara la frustración que le había dejado el Europeo de paratriatlón. Se lanzó a disputar el Campeonato de España y extrajo buenas vibraciones. De hecho, semanas más tarde, fue convocado para competir en los dos grandes torneos internacionales del ciclismo adaptado en 2022: el Mundial de ruta, donde fue cuarto en la crono de la categoría MB, y el Mundial de pista, en el que, como mejor resultado, obtuvo una séptima plaza en la persecución de 4 km.
Cerradas estas incursiones con el ciclismo, Héctor Catalá se dispone a afrontar su gran momento del año: el Campeonato del Mundo de paratriatlón. El deportista FER compite en Abu Dabi, sede del evento, este jueves, 24 de noviembre. En el recuerdo, la inolvidable medalla de oro alcanzada en el Mundial de 2019, celebrada en Lausana. Así se expresa Héctor pocas horas antes de su gran reto del curso
Afortunadamente, nada que ver. A todos los niveles. Sobre todo, a nivel mental e interno. Podría decir que el cambio es radical con respecto al Campeonato de Europa. Le hemos dado la vuelta por completo a la situación y volvemos a disfrutar al máximo del deporte.
Al 100%, quizás, no. Pese a que los últimos entrenamientos han sido muy satisfactorios, todo lleva su proceso y considero que no llego en plenitud. Hay un hecho significativo. En 2022, no he estado en ningún momento en Sierra Nevada, algo insólito, porque, en los últimos años, siempre estuve concentrado en altura varias veces. No obstante, lo que el cuerpo no aporte, lo dará la mente.
Es posible que una plata o un bronce sean un buen resultado, pero siempre lo serán a posteriori, nunca, antes. Es decir, de antemano, no firmo una plata o un bronce. Aunque, en efecto, el nivel es cada vez mayor, soy ambicioso, soy inconformista y aspiro a lo máximo. Pero más allá del resultado final, lo que quiero es demostrar que sigo siendo competitivo y que todavía tengo mucho que decir en el paratriatlón internacional.
Llevamos entrenando codo con codo durante todo noviembre. De momento, las sensaciones son muy buenas. A nivel deportivo, es un gran triatleta. Y a nivel personal, la convivencia y la compenetración están siendo excelentes. Por supuesto, asumo un cierto riesgo, pero ya sabemos que, sin riesgo, no hay beneficio. Estoy convencido de que nos va a ir bien, y de que estamos ante el inicio de una etapa larga y fructífera. Dicho esto, quiero tener un recuerdo para Gustavo Rodríguez y Ángel Salamanca, mis guías durante los últimos años. Siempre estarán en mi memoria y en mi corazón.