En un caso, por juventud e inexperiencia. En otro, por una preparación precaria (más bien inexistente) tras una llamada inesperada y un viaje atropellado. Cinco deportistas del Proyecto FER esperan ansiosos los Juegos Paralímpicos de Tokio para resarcirse de las ligeras decepciones experimentas hace 5 años, en Río 2016. En aquel momento, tanto el atleta Héctor Cabrera, como los futbolistas invidentes Sergio Alamar e Iván López (ni Pablo Cantero ni Vicente Aguilar participaron) regresaron desde la capital carioca con una cierta sensación de insatisfacción por no haber alcanzado los objetivos trazados. Han aguardado pacientemente la llegada de una nueva oportunidad para saldar la deuda pendiente.
“Me voy de Río con sensaciones agridulces. De decepción por no haber estado en mis marcas y por no haber cumplido mi sueño de lograr una medalla, pero también de alegría por haber vivido experiencia realmente emocionante. Todavía soy muy joven y hoy mismo empeño mi palabra. En Tokio estaré en el podio”. Con estas palabras, con una mezcla de rabia y ambición, se expresaba Héctor Cabrera el pasado 14 de septiembre de 2016. Acababa de ser quinto en el lanzamiento de jabalina F13 de los Juegos de Río. Su marca, 58,47m, un registro que nada tiene que ver con los espectaculares 64,89m hasta los que proyectó su artefacto en el Campeonato del Mundo de Dubái, en noviembre de 2019, y con los que, aún hoy, ostenta el récord mundial de jabalina F12.
Precisamente, en el Mundial de 2019, Cabrera (Oliva, 27 años), protagonizó la mejor actuación de su carrera deportiva tras una serie de logros de notable, pero no de sobresaliente. Por ejemplo, el bronce en el Mundial de Londres de 2017. Ahora, el atleta FER se presenta en Tokio con unas dudas que no terminan de disiparse y que obedecen a la grave lesión sufrida el pasado 23 de julio y que le obligó a pasar por el quirófano para operarse de la rodilla derecha. Ha pasado casi un año de aquella intervención quirúrgica. El último precedente de Héctor Cabrera en una gran competición oficial se remonta al 4 de junio, jornada en la que acabó cuarto, resultado que le supo a poco, en el Campeonato de Europa desarrollado en Polonia. No obstante, si Héctor está bien y es capaz de enganchar un buen lanzamiento, puede estar pugnado por las plazas de podio.
Por su parte, cuatro componentes del Proyecto FER están preparados para llevar a la selección española de fútbol 5 para ciegos hacia lo más alto en los Juegos Paralímpicos. El combinado nacional se presenta en Tokio de forma antagónica a su aterrizaje en Río 2016. Hace 5 años, “La Roja Paralímpica” no iba a competir en la capital carioca. Sin embargo, el seísmo que provocó la exclusión de Rusia de los Juegos de Río por incumplir el Código Antidopaje supuso la redistribución de las 260 plazas asignadas a deportistas rusos. Una de las grandes beneficiadas fue la selección española de fútbol 5 para ciegos. De repente, el sopor y el descanso estival se convirtieron en prisas y urgencias. Había que abandonar la playa y la piscina, y preparar, contra reloj, las maletas para viajar a Brasil. Lo que hicieron Sergio Alamar e Iván López Cuenca.
Ya en Río, la selección española no pudo pasar de la sexta plaza, un resultado acorde a la precipitación con la que se presentaron en los Juegos y a la escasa preparación con la que afrontaron la competición. No obstante, el combinado español (en el que, como en 2016, volverán a estar Sergio Alamar e Iván López Cuenca, y del que, en esta ocasión, también forman parte Pablo Cantero el veterano de 51 años, Vicente Aguilar) sigue siendo una gran potencia. De las ocho selecciones que van a competir en Tokio, el equipo nacional es, con permiso de Argentina y Brasil, uno de los grandes aspirantes al podio. No en vano, en este último ciclo ha logrado una plata en el Europeo de Alemania en 2017, una quinta plaza en el Mundial disputado en Madrid en 2018 y un oro en el Campeonato de Europa en Roma en 2019. En la fase de grupos, se enfrentará a Argentina, Tailandia y Marruecos. Los dos primeros pasan a semifinales. Es tiempo de soñar.