Fátima Diame: su gran salto sigue pendiente

En el deporte, un centímetro puede ser un mundo. Puede modificar un balance, un resultado. De excepcional a aceptable. De frustrante a deslumbrante. De correcto a histórico. Que se lo pregunten, si no, a Fátima Diame (Valencia, 28 años). Un centímetro, precisamente, es lo que permitió a la embajadora FER subir a su primer podio internacional. Durante el pasado mes de marzo, en el Campeonato del Mundo de pista cubierta celebrado en Glasgow, Diame se colgó la medalla de bronce con un salto de 6,78m, el tercer mejor registro de su trayectoria. La cuarta clasificada fue la alemana Mikaelle Assani con una marca de 6,77m. Un centímetro de separación en el foso de arena. Un kilómetro de distancia en alegría, felicidad y emociones.

Aquel bronce en el certamen mundialista bajo techo de Glasgow situó a Fátima en otra dimensión. Por fin, había llegado su momento, su consagración, en el escaparate internacional. En el fondo, era cuestión de tiempo. Y no sólo por un simple acto de fe. La esperanza respondía a sus condiciones, privilegiadas; a sus características, portentosas; a su técnica, impecable; y a algunos de sus nulos, saltos no validos por milímetros, pero muy largos. La deportista FER rebasaba un muro que parecía insuperable. 

Con posterioridad, ya en la temporada de aire libre, Fátima no pudo encumbrarse de nuevo. En el Campeonato de Europa de Roma, otro de los eventos estelares del curso, se clasificó para la final con todo el suspense del mundo, en el tercer y último intento (6,70m). Ya en la final, corrió bien, pero tuvo problemas con la batida. Aun así, hubo nulos largos. Acabó en la octava plaza tras cuatro nulos y un mejor salto de 6,69m. Un resultado que no le satisfizo del todo, pero que tiene una explicación. Pocos días antes, durante una sesión de pesas, se quedó enganchada de la espalda. En las jornadas posteriores, no se podía ni mover. A base de analgésicos, pudo competir en Roma, pero no en óptimas condiciones. Sin ser extremadamente grave, aquel percance le alejó de las pistas. Diame no estuvo ni en el Campeonato de España ni en algunas de las Diamond League en las que, inicialmente, había previsto competir. Ante la inminencia de los Juegos Olímpicos de París, se imponía la prudencia.

Ya en la capital francesa, la atleta FER no ofreció su mejor versión. La deportista valenciana era una de las 31 participantes en la calificación de salto de longitud. De las 31, las doce mejores accedían a la final. Diame fue 15ª. Su concurso no pasó de discreto: 6,37, 6,52 y nulo. Pese a todo, sólo siete centímetros le separaron de la 12ª clasificada. Aunque no le molestaba tanto como en Roma, la espalda aún le provocaba alguna que otra incomodidad. No atribuyó su ausencia en la final a la falta de ritmo competitivo en los dos meses previos a los Juegos. Aseguró que había hecho todo lo que estaba en sus piernas, que la vida continuaba y que no pensaba fustigarse por esta decepción.

Por tanto, el año 2024, que empezó con un hito histórico para Fátima, terminó sin el esperado y deseado salto de calidad al aire libre. En breve, la componente del Proyecto FER arrancará su cuarta temporada en Guadalajara, con el equipo de trabajo de Iván Pedroso, en quien sigue manteniendo una fe absoluta. “Sigo a gusto en Guadalajara y, sobre todo, confío plenamente en Iván y en mí. Estoy segura de que la próxima campaña será positiva. Y no sólo estoy convencida de que voy a superar mi mejor marca de siempre, esos 6,82m que he establecido en tres ocasiones. Además, no tengo ninguna duda de que, por fin, atravesaré la frontera de los 7 metros. Sé que lo tengo en mis piernas”, señala Fátima. ¿Llegará, por fin, su gran vuelo en 2025? La respuesta, dentro de unos meses.