Fátima Diame cruza los dedos

Para los atletas, estos últimos meses del año ejercen de transición. De nexo entre la pasada temporada y el próximo ejercicio. Y también de inicio gradual y paulatino de los entrenamientos. Aunque la reanudación de las competiciones todavía queda lejos y no llegará hasta finales de enero de 2017, llega la hora de desperezarse. Para Fátima Diame, además, es el momento de cruzar los dedos. De ahuyentar todos los fantasmas. De aliarse con la buena suerte para que no se reedite el cúmulo de lesiones que le impidieron brillar y tener continuidad durante el último curso. El diamante en bruto, la perla por limar o la atleta del futuro (así la han definido algunos de los gurús del atletismo español) solo desea que la salud le permita exhibir todo el potencial que se le presupone. El resto corre de su parte.

Para la deportista FER, todo iba rodado. En 2014, con tan solo 17 años, irrumpió con una fuerza inusitada al proclamarse campeona de España de salto de longitud y de 60m en el Nacional absoluto de pista cubierta. La inercia positiva se prolongó en el ejercicio 2015. Durante el pasado año, la atleta del Valencia Club de Atletismo alcanzó la medalla de bronce en la longitud del Europeo junior, celebrado en Suecia. Eran meses de optimismo. De vibraciones positivas. De objetivos ambiciosos. Por ello, encaró el año olímpico con la aspiración de conseguir el billete para los Juegos de Río. Se sentía capacitada para firmar la marca exigida. No contaba, sin embargo, con el azote de los contratiempos físicos.

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Fueron meses complicados. Su eterna sonrisa empezó a difuminarse. “Todo empezó a mitad de febrero, en el Campeonato de España sub 23 bajo techo. Gané el oro, pero me lesioné del tobillo en pleno concurso. Esta dolencia me condicionó el resto de la temporada de pista cubierta. Y cuando empezó el aire libre y empezaba a recuperar mi mejor tono, volví a sufrir otro problema, esta vez en el cuadríceps. Tanta intermitencia te va minando. Es imposible adquirir continuidad y, por tanto, lograr buenas marcas”, recuerda, con cierta impotencia, Fátima Diame. Aunque nunca perdió la esperanza de enganchar un gran salto que le permitiera volar hacia Río 2016, la atleta FER siempre fue consciente de que el vuelo olímpico quedaba pospuesto para Tokio 2020. “Esos Juegos no se me escapan. Lo tengo entre ceja y ceja. En ese momento, tendré casi 24 años, una edad ideal”, apunta Fátima.

De cara al próximo año, Fátima se seguirá desdoblando entre el salto de longitud y las pruebas de velocidad. “No son excluyentes, son compatibles y complementarias. Hacer velocidad refuerza la longitud y viceversa”, explica Diame. Con todo, sí desliza que es en el foso de arena donde puede establecer más claramente su reinado. Los objetivos para 2017 son muy claros. Los enumera la propia Fátima: “intentar subir al podio en el Campeonato sub 23, intentar proclamarme campeona de España o al aire libre o en pista cubierta y, sobre todo, establecer mi mejor marca personal en salto, cifrada en 6,40m en pista y en 6,28m al aire libre. Solo deseo que la salud me acompañe”, expresa la deportista del Proyecto FER. Con el cuerpo sano, el talento fluirá por sí mismo.