Amargura, frustración, desencanto, tristeza, desazón… En mayor o menor medida, éstas han sido las sensaciones experimentadas por tres deportistas FER tras sus respectivos pasos por el reciente Campeonato de Europa de atletismo. El saltador Eusebio Cáceres, el vallista Quique Llopis y la “combinera” Claudia Conte tienen motivos para considerarse maltratados por la suerte. No obstante, con el paso del tiempo, y una vez hayan atemperado sus emociones, extraerán otro tipo de conclusiones. Y serán más positivas, menos lacerantes. A continuación, analizamos cada una de estas historias.
Eusebio Cáceres: quinta medalla de chocolate en un gran torneo
Por quinta vez en su carrera deportiva, Eusebio Cáceres (Onil, cumplirá 31 años en septiembre) se quedó a las puertas del podio en un gran evento internacional. Ya le sucedió en el Mundial de Moscú 2013, donde un centímetro le separó del bronce. Ya le ocurrió en el Europeo de Zúrich 2014. Se repitió la historia en el Europeo bajo techo de Glasgow 2019, certamen en el que el tercer clasificado le aventajó en cinco centímetros. Sufrió el mismo desenlace en los Juegos Olímpicos del pasado verano en Tokio, donde, como en Zúrich, tres centímetros le alejaron de la gloria. Este “empacho de chocolate” vivió su último episodio el pasado martes en el Europeo de Múnich. En esta ocasión, tras su mejor salto de 7,98m, se quedó a 8 centímetros de la medalla.
“Me molesta ser tan malo a veces”, expresaba, desolado, Eusebio Cáceres en las entrañas del Estadio Olímpico de Múnich. Nada más concluir la final de longitud, sin apenas poder articular palabra, el atleta alicantino lamentaba esta oportunidad perdida, “pese a mi buena condición física”. No obstante, el transcurso de los días le permitirá hacer análisis menos negativos y más constructivos. El deportista FER, que vivió una época muy adversa y repleta de turbulencias físicas entre 2014 y 2018, está exprimiendo al máximo las últimas temporadas. Desde su particular punto de inflexión, marcado en el Mundial 2019 de Doha, Eusebio no sólo es un fijo en los grandes eventos internacionales. Además, se muestra competitivo, sólido y solvente. Le ha faltado dar un pequeño paso adelante. Pese a todo, ya es uno de los grandes símbolos del atletismo español de los últimos tiempos. El destino le debe un gran éxito. Si la salud le respeta, lo seguirá intentando. París 2024, los que serían sus terceros Juegos, bien valen un último esfuerzo.
Quique Llopis: un estallido incompleto, pero muy esperanzador
Era su momento. Era su torneo. Superados los problemas físicos que arrastró hasta, prácticamente, el mes de mayo y que no le permitieron afrontar el Mundial de Eugene en perfectas condiciones, Enrique Llopis llegaba casi pletórico a Múnich. Así lo señalaba su entorno más cercano. Y así lo demostró el atleta valenciano (Bellreguard, cumplirá 22 años en octubre). Llopis protagonizó la eclosión que muchos esperaban. Su exhibición en la semifinal de los 110m vallas resultó apabullante. El deportista FER ganó su serie y paró el crono en 13 segundos y 30 centésimas. Registro personal. El bocado a su anterior plusmarca (13;41) se disparó hasta las 11 centésimas. Llopis presentaba su candidatura al podio.
Sin embargo, el estallido no fue completo. Nada más comenzar la gran final, un inoportuno tropiezo en la segunda valla, previo contacto con el francés Sasha Zhoya, arruinó sus sólidas, y nada frágiles, opciones de medalla. No es la primera vez que Llopis sufre algún tipo de desdicha en momentos clave. Salvando las distancias, el percance de Múnich recordó a la centésima que le separó del bronce en el Mundial sub-18 de Kenia en 2017. O, a otro tropiezo; esta vez, con la primera valla del Mundial sub-20 de Finlandia en 2018. O a la gastroenteritis sufrida en plena disputa del Campeonato de Europa sub-20 de Suecia en 2019. O a la lesión sufrida en pleno Campeonato de España al aire libre en 2020 y que difuminó sus opciones (no eran pocas) de ir a los Juegos de Tokio. O a la dolencia padecida una semana antes del Mundial bajo techo de Belgrado este mismo año. Tal vez por todo ello, el deportista FER se mostró en Múnich, sereno y entero. Aunque la procesión iba por dentro, contuvo su furia. Quiso quedarse con sus explosivos 13:30 en las semifinales. Es la tercera mejor marca de un vallista español en toda la historia. Y es la demostración de que, ahora sí, Quique ya está aquí, de que ha llegado. Nos frotamos las manos.
Claudia Conte: lágrimas de saturación tras un curso extenuante
Emocionada, con un nudo en la garganta, Claudia Conte (Benicàssim, 22 años) iba relatando las razones que le habían llevado a abandonar el heptatlón del Campeonato de Múnich. Unos dolores en la espalda, con los que estaba conviviendo desde el pasado mes de junio, le impidieron continuar hasta el final. La “combinera” castellonense ya había sufrido estas molestias en el Nacional de Nerja y en el Mundial de Eugene. Durante los días previos al Europeo, sí pudo entrenar en buenas condiciones. No obstante, dos días antes de viajar a Alemania, reaparecieron los dolores. Así hasta que, en el lanzamiento de peso, la tercera prueba del heptatlón, su cuerpo y su mente dijeron “Basta”. Conte lo explicaba con la voz entrecortada. Hasta que se pronunció “mis padres”. En ese momento, no pudo evitar las lágrimas.
Porque este Europeo era muy especial. No solo por ser su primer certamen continental absoluto, sino porque, por primera vez en un gran evento internacional, sus padres se habían desplazado al lugar de los hechos para verla en directo y apoyarla. Claudia quería corresponderles. Había sacado fuerzas de un depósito ya casi vacío y había recurrido a una mentalidad de hierro. Pero, al margen del contratiempo físico de la espalda, la deportista FER había hecho frente a una temporada muy dura y exigente. Sobre todo, por la disputa de dos grandes torneos que, en principio, no figuraban en su particular hoja de ruta: el Mundial bajo techo de Belgrado y el Mundial al aire libre de Eugene. En todos los eventos, la atleta del Playas de Castellón ha respondido y ha confirmado lo que es: una excelente competidora. Regular y sólida. De hecho, en 2022, ha vuelto a lograr marca personal: 6.194 puntos. Claudia es muy joven. Como ella misma señala, tiene margen de mejora y crecimiento. Nos seguirá emocionando. Dentro y fuera de la pista.