A base de saltos (ya sea superando vallas, ya sea aterrizando en el foso de arena) y de sobresaltos, Enrique Llopis y Fátima Diame se han convertido en dos de los principales embajadores del atletismo valenciano. En el territorio nacional, son grandes estrellas. A nivel internacional, ya se encuentran en la vanguardia, en la élite, entre los mejores. Así lo reflejan sus resultados en el último gran certamen internacional disputado hasta la fecha. A finales de agosto, en el Campeonato del Mundo disputado en Budapest, del total de 45 competidores, Llopis fue 9º en los 110m vallas. Por su parte, del total de 36 participantes, Diame concluyó en la sexta posición en el salto de longitud. Curiosamente, ambos igualaron sus marcas personales en el certamen mundialista. Ni una centésima de más ni un centímetro de menos. Derribar esos muros en el camino hacia los Juegos de París es el gran reto al que se enfrentan de cara a 2024.
13:30. Ésta es la frontera que ha de atravesar Enrique Llopis Doménech (Bellreguard, 23 años) a partir de mayo de 2024, cuando arranque la próxima temporada al aire libre. Éste es su mejor crono de siempre. Lo ha establecido en dos ocasiones. En primer lugar, en agosto de 2022, en la semifinal del Campeonato de Europa que se celebró en Múnich. La segunda ocasión, el pasado 21 de agosto, en la semifinal del Campeonato del Mundo desarrollado en Budapest. Durante este verano, también paró el reloj en 13:31 (el 31 de agosto, en la Diamond League de Zúrich), en 13:33 (el 20 de agosto, en la serie clasificatoria del mismo Mundial de Budapest) y en 13:35 (el 23 de julio, en la Reunión Internacional de Madrid). Es decir, Llopis se ha mostrado bastante sólido. Y, sobre todo, ha respondido con entereza y fortaleza al tremendo percance sufrido el 5 de marzo, jornada en la que fue víctima de una sobrecogedora caída en la final de los 60m vallas del Europeo en pista cubierta, en Estambul.
“La evaluación de la temporada es positiva. En la etapa de pista cubierta, logré el récord de España de los 60m vallas (7:48) y gané en Karlsruhe mi primera prueba del World Indoor Tour. Luego, ocurrió el accidente en el Campeonato de Europa en Estambul. Al margen de lo aparatoso del percance y de las consecuencias físicas, fue una decepción porque, realmente, estaba ante una gran oportunidad de subir al podio en un gran evento internacional. Aquello ya está olvidado y superado. Con respecto al aire libre, en líneas generales, estoy contento, pero se me han quedado clavadas dos espinitas. Por una parte, hacer marca personal y situarla por debajo de 13:30. Estaba convencido de que lo conseguiría, porque mis sensaciones eran muy buenas y me llevaban a esa creencia. Por otra, el quedarme a las puertas, a apenas 5 centésimas de la gran final en todo un Mundial. Pero quiero verle la parte positiva. En 2024, sí o sí, pararé el crono en menos de 13:30. Y si lo consigo, ya he demostrado que no es ninguna utopía luchar por una plaza en la final de los Juegos Olímpicos”, comenta el deportista de Bellreguard.
Mientras, Fátima Diame ha vivido una temporada 2023 de contrastes. Una auténtica montaña rusa. La fase invernal no resultó especialmente fructífera. A pesar de proclamarse campeona de España, la saltadora valenciana se llevó un disgusto en el Europeo bajo techo, en Estambul, donde sus prestaciones no fueron las esperadas y no le permitieron alcanzar la final. Todo cambió con la llegada de la primavera y el verano. La fase de aire libre descubrió a una Diame más regular. La saltadora FER dio un pase adelante y normalizó alcanzar los 6,70m. Incluso, superó en dos ocasiones los 6,80m. Casualmente, su mejor registro del año coincidió con su plusmarca personal. En el Mundial de Budapest, llegó hasta los 6,82m, la misma medición que, en junio de 2021, le concedió, in extremis, el pasaporte para los Juegos de Tokio.
Queda, por tanto, para el año olímpico, la asignatura pendiente de superar esos 6,82m que, hasta el momento, son su tope, su límite. Diame no tiene dudas de que lo logrará: “Se resiste, pero llegará. Siempre digo lo mismo, pero lo repito porque así lo siento. Sé que lo tengo en mis piernas. Este año, ha habido nulos por muy poquito que eran saltos larguísimos. Por ejemplo, el último intento del Mundial de Budapest. Ese salto era de 7 metros y me hubiera permitido colgarme una medalla en todo un Campeonato del Mundo. Salí de Budapest satisfecha, porque disfruté la competición y porque una sexta plaza mundialista es un buen resultado, pero también, con una cierta frustración porque sólo 6 centímetros me separaron del podio. Pero, en general, las conclusiones de 2023 son buenas”. Para Fátima y Quique, lo mejor está por llegar.