Es una de las integrantes más mediáticas del Proyecto FER. Todavía no ha cumplido los 28 años, pero la biografía de Anna Sanchis (Xàtiva, 18/10/1987) ya presenta mucho contenido. Vital y deportivo. No en vano, es ciclista de élite, está acabando la carrera de medicina y, además, toca el violonchelo. Una mujer polifacética, cuya trayectoria ha sido un permanente vaivén. Castigada sin piedad por los problemas físicos, ha alcanzado, por fin, la estabilidad deportiva en el Wiggle Honda inglés, uno de los equipos más prestigiosos del panorama internacional. Cuando se retrotrae en el tiempo y evoca el pasado, observa lo mucho que ya ha vivido. Sin embargo, el futuro aún está por escribir y por descubrir. Retos y objetivos no le faltan. Ganas e ilusión, tampoco.
Su padre fue ciclista profesional entre los años 1984 y 1991, uno de los gregarios más importantes de la época y que estuvo bajo las órdenes de los históricos Perico Delgado y Marino Lejarreta. Su madre abrió una tienda de bicicletas, que sigue regentando en la actualidad. Con tal entorno, no sorprende que Anna se iniciara en la práctica de esta modalidad deportiva con tan sólo cinco años. “Comencé muy jovencita y, casi sin darme cuenta, ya estaba participando en carreras oficiales nacionales e internacionales. Y a los 18 años ya corrí mi primer Giro de Italia”, recuerda la deportista FER. Su palmarés es muy extenso. Y más que lo podría haber sido si las lesiones no se hubieran ensañado con la ciclista de Xàtiva, que ha sufrido tres operaciones de rodilla, una fractura de cadera y otra de escafoides en tan sólo cuatro años.
Su punta de rendimiento y resultados se localiza en el ejercicio de 2008. Pocos meses después de someterse a una operación de rodilla, y con tan solo 20 años, Anna Sanchis alcanzaba la séptima posición en el Giro de Italia y disputaba los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en cuya prueba de fondo en carretera concluía en una brillante decimonovena posición. Después, otra etapa de oscuridad y adversidades con más lesiones y visitas al quirófano.
2012, el año de su relanzamiento
En esta permanente alternancia de subidas y bajadas, y tras la frustración que le provocó perderse los Juegos de Londres por falta de fondos y recursos, el momento de bonanza para Anna Sanchis regresó en 2012. En ese año, la ciclista de Xátiva se proclamaba campeona de España de contrarreloj y fondo en carretera, ganaba la general absoluta de la Copa de España, se adjudicaba numerosas carreras nacionales y conseguía destacadas clasificaciones en pruebas internacionales. Ese año no estuvo en el Giro de Italia debido al veto de un sponsor al que la ciclista valenciana había denunciado por impago. Pero un año más tarde, en 2013, y después de 5 años desde su última participación, se reencontraba con el Giro, edición en la que alcanzaba la decimosexta posición. Justo en este momento, y con la crisis económica llegando su máxima crudeza, Anna Sanchis empieza a verse asaltada por las dudas sobre su futuro y su continuidad en el mundo del ciclismo. La palabra retirada rondaba su mente. Hasta que una llamada cambió el curso de su historia.
“La llamada del Wiggle-Honda me revitalizó, me animó. Demostraba que todo el esfuerzo realizado durante tantos años no había sido baldío. Abandonar el equipo Bizcaia-Durango me provocaba lástima y nostalgia, pero debía dar el paso para enrolarme en un conjunto de máximas aspiraciones”, confiesa la deportista de Xátiva. Anna ya se prepara para competir en un nuevo Giro en la primera quincena de julio. “No me marco ningún objetivo; en los inicios, tendré que ayudar a nuestra jefa de filas que parte como una de las principales favoritas al triunfo final, después ya veremos cómo evoluciona la carrera”, comenta la ciclista valenciana. Y en 2016, buscará su segunda presencia en unos Juegos Olímpicos, los de Rio de Janeiro. Hasta entonces, todavía hay muchos kilómetros que recorrer, y muchos puertos por subir y bajar. Nada nuevo en el oscilante perfil deportivo de Anna Sanchis.