Decir adiós al máximo nivel del deporte; renunciar a una parte de tu vida durante muchos años; separarte de la adrenalina que solo la élite te permite experimentar… A veces, este paso es, incluso, más difícil que la propia competición. Cuesta tomar una decisión de tal calibre. Atravesar esa frontera que representa todo un punto de inflexión vital requiere muchas noches en vela, mucha meditación, mucha reflexión… Y mucha valentía. Para David Casinos, ese momento ha llegado. Cuanto menos, en el atletismo, la disciplina que le ha consagrado como uno de los grandes referentes del deporte paralímpico mundial durante los últimos 20 años. El longevo lanzador valenciano ha decidido poner punto y final a su etapa en el tartán. Un periodo incomparable que ha acogido, entre otros muchos hitos, cuatro oros y un bronce en Juegos Paralímpicos. Ya no volverá a lanzar pesos ni discos. Ahora bien, David no se separa del deporte. Y no descarta llegar a Tokio 2020, aunque sea en otro registro.
Desde la conclusión de los pasados Juegos Paralímpicos de Río, David Casinos se sumergió en un proceso de introspección. En su mente (por momentos, un volcán en erupción), convivían todo tipo de anhelos, dudas, pensamientos y paradojas. A sus 45 años, se seguía encontrando en buenas condiciones físicas. Mantenía una motivación alta. Soñaba con la presencia en sus sextos Juegos tras los de Sídney, Atenas, Pekín, Londres y Río de Janeiro. Pero era consciente de que la etapa del atletismo había llegado a su fin. El longevo y laureado deportista valenciano sabía de la dificultad para repetir los éxitos y logros acumulados sobre el tartán durante los últimos 16 años. Había que tomar decisiones.
En un principio, David optó por continuar con el atletismo. Al menos, por compaginarlo durante unos meses con la práctica de otra modalidad en la que encontrara nuevos estímulos y alicientes. La celebración durante el mes de julio del Campeonato del Mundo en Londres le empujaba a intentarlo. No obstante, a medida que pasaban los meses, la llama del atletismo se iba consumiendo. Todo lo contrario que ocurría con el ciclismo; en concreto, en la disciplina de tándem. En enero, se fue a Madrid. Probó en el velódromo de Galapagar. David Casinos se subió a una bicicleta y compartió experiencias con José Antonio Villanueva, un reconocido pistard nacional que ganó tres medallas en otros tantos Campeonatos del Mundo entre los años 2000 y 2004, y que participó en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y Atenas 2004.
Además, en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, formó pareja con el deportista invidente José Enrique Porto y obtuvo dos medallas, una plata en la prueba de un kilómetro y un bronce en la disciplina de persecución. David concluyó pletórico el ensayo. Las sensaciones resultaron inmejorables. Fue como un flechazo. El proceso de reflexión había finalizado. La decisión estaba clara: ciclismo. Su estreno llegó el pasado 16 de abril, en el Campeonato de España de pista. David hizo la prueba de tándem de 200m. Aunque no pudieron alcanzar el oro y tuvieron que conformarse con la plata, el propio David hizo un balance satisfactorio.
La duda era la siguiente. Compaginar ciclismo y atletismo o, por el contrario, renunciar a los lanzamientos y centrarse en el deporte de las dos ruedas. Finalmente, se ha impuesto la segunda opción. El veterano deportista de Moncada ya ha comunicado su adiós al rey de los deportes. Su figura será inolvidable. Indeleble. Legendaria. Su anuncio se ha producido este martes, 4 de julio, en las oficinas de la Fundación Trinidad Alfonso. El acto ha contado, entre otros, con la presencia de amigos y patrocinadores de David Casinos, además de Elena Tejedor, directora de la Fundación Trinidad Alfonso, y de Alberto Jofre como representante del Comité Paralímpico Español. Elena Tejedor ha anunciado que David seguirá como componente del Proyecto FER, pero ahora como miembro de la categoría ReFERente. Será el primer deportista paralímpico que integre esta categoría.
David amenaza con llegar a Tokio con una bicicleta en su equipaje. Queda un largo trecho por recorrer. Una apuesta de tal calibre no se culmina en cuestión de días. Ahora bien, la ilusión es máxima. Es un excelente punto de partida para que esta incipiente aventura pueda cuajar. La elección no asegura su presencia en el velódromo japonés dentro de tres años. Pero si dibuja una expectativa, una motivación para los próximos meses. Es solo el principio de una peripecia cuya meta debería escenificarse en los Juegos Paralímpicos del año 2020. El horizonte todavía se atisba difuso. Queda un largo camino por delante.