Luis Salort celebra hoy su cumpleaños. Y no es un aniversario cualquiera. Es una conmemoración muy especial. Por diversos motivos. En primer lugar, porque alcanza la mayoría de edad, los 18 años. Y en segundo, porque, ya en casa, con su gente, con los suyos, puede celebrar la espectacular medalla de bronce alcanzada el pasado fin de semana en los 110m vallas del Campeonato de Europa junior de atletismo disputado en Grosseto. Un gran éxito que, en todo caso, a nadie le debe sorprender por completo. En realidad, el joven deportista gandiense se doctoró en una gran cita internacional. Se coronó en la cima tras insinuar desde hace un tiempo su talento. Enorme. Tras advertir de sus intenciones. Ambiciosas. El tesoro por abrillantar empieza a ofrecer destellos más visibles. Todo apunta que acabará deslumbrando.
En Italia, Luis Salort se exponía a toda una prueba de madurez. Llegaba a ese momento clave que delimita el tamaño real de un deportista. Y las conclusiones no han podido ser más categóricas. El gandiense es un proyecto de postín. No solo certificó su vertiginoso crecimiento; además, lo hizo con todos los honores. Una vez alcanzada la final, en el instante supremo compitió con una seguridad, una personalidad y una determinación primorosas. Durante la primera mitad de la prueba, transmitió la impresión de apuntar al oro. La carrera se le hizo un poco larga. Incluso, llegó a rozar el último obstáculo. No obstante, tiró de capacidad agonística y de recursos para asegurarse el podio. Finalmente, bronce. A tan solo dos milésimas de la plata. Como rúbrica, nueva plusmarca de España junior (13,48). Y todo ello en su primer año en la categoría. Luis Salort ha alcanzado la cúspide.
Presente en Grosseto y testigo directo de los hechos, Toni Puig, su entrenador, su asesor, su padre deportivo. Las manos maestras que gestionan y moldean esta gran figura en ciernes. Una especie de brujo del atletismo que, junto a Juanvi Escolano, están convirtiendo al club de Correr El Garbi en una rica factoría de, básicamente, velocistas y lanzadores. Puig encabezó la reclamación de la delegación española para que a Salort se le concediera la plata y no el bronce. No obstante, en medio del fragor de la petición, Puig se relamía tras otra fantástica exhibición de su pupilo, el chico “que puede llegar donde se proponga, que puede alcanzar la presencia en unos Juegos Olímpicos, que es muy sensato y que casi seguro nunca dejará su Gandía natal para emigrar a Madrid”.
“Muy emocionado. Me hubiera gustado ser medalla de plata, claro; y más, teniéndola tan cerca. Pero antes de viajar hasta Grosseto, ya firmaba este desenlace”. Así se expresaba Luis Salort horas después de recibir la medalla en el Campeonato de Europa. Todo un aldabonazo a una carrera meteórica que no pasa desapercibida, por ejemplo, para el mismísimo Orlando Ortega, el subcampeón olímpico en Río y con quien Luis se midió durante el pasado mes de febrero en la final del Campeonato de España en pista cubierta. Admirador del cubano Dyron Robles, el mítico vallista cubano campeón olímpico en Pekín 2008, seguro que hoy, durante la celebración de su cumpleaños, Salort tiene un recuerdo para Andrés Denia, un vecino de Luis y profesor de gimnasia que detectó su talento y le aconsejó probar con el rey de los deportes. Y, sobre toto, seguro que hay más de una sonrisa de complicidad con Fanny. Mucho más que una madre. Suya es también una porción del bronce conquistado el pasado fin de semana.