El atletismo ofrece un 2024 espectacular. Sobre todo, por la doble y suculenta ración en la temporada de aire libre. Primero, con el Campeonato de Europa (Roma, entre el 7 y el 12 de junio). Y, cómo no, especialmente, con los Juegos Olímpicos de París (del 1 al 10 de agosto). No obstante, antes de que llegue ese momento, el rey de los deportes propone otro certamen de campanillas. Por mucho que la pista cubierta (denominada ahora como pista corta) pueda tener menos relevancia, trascendencia, calado o simbolismo que el aire libre, la celebración de un Campeonato del Mundo es un argumento con el suficiente magnetismo como para concitar la máxima atención. Durante este próximo fin de semana, la ciudad escocesa de Glasgow acoge la 19ª edición del Mundial bajo techo, un certamen con muchos alicientes. La delegación española que se desplaza al evento universal está formada por 20 componentes. Dos de ellos son deportistas FER: Quique Llopis y Fátima Diame. Hoy, nos ocupamos del atleta de Bellreguard.
Enrique Llopis: “Con una carrera perfecta e impecable, podría rondar los 7:45”
Para Enrique Llopis Doménech (Bellreguard, 23 años, corredor de 60m vallas), el inminente Campeonato del Mundo de Glasgow es su cuarto gran evento internacional absoluto bajo techo. En el Europeo de 2021, celebrado en Polonia, superó los cuartos de final. Ya en las semifinales, de los 24 participantes, obtuvo el 13º crono y, por tanto, no se convirtió en uno de los 8 finalistas. En el Mundial de 2022, en Belgrado, su presencia fue testimonial. Pocos días antes, había sufrido un esguince de tobillo. Por último, para el recuerdo queda lo ocurrido en el Europeo de 2023, en Estambul, con aquella conmovedora caída en plena final. Sus opciones de subir al podio se difuminaron de forma abrupta y repentina, en unas décimas de segundo. Quique acabó en un hospital de la capital turca.
Ahora, Llopis llega a Glasgow con las máximas expectativas. Ya es uno de los nombres subrayados en todas las competiciones internacionales. Ya es uno de los habituales en los mítines europeos de pista corta. Y, sobre todo, con sus prestaciones y sus cronos (este invierno ha parado el reloj en 7:51, y su mejor marca de siempre es el 7:48 establecido el pasado curso), es uno de los aspirantes a disputar la gran final.
Hasta el pasado viernes, era sólo correcto. Aunque los entrenamientos habían ido muy bien y las sensaciones globales eran buenas, me faltaba un gran resultado. Ese paso adelante lo di el pasado viernes, en el Mitin de Madrid. Con esa marca de 7:51, la evaluación ya es de notable. Y falta lo más importante, el Mundial.
Sin duda, convertirme en uno de los ocho finalistas es uno de los objetivos. Si lo logro, estaría ante un excelente resultado. Hay mucho nivel. Alcanzar la final es muy complicado, pero no es imposible.
Es muy difícil decir hasta dónde puedo llegar o en qué cifra puedo detener el crono. Pero creo que, con una carrera perfecta e impecable, podría rondar los 7:45. De hecho, en Madrid hice 7:51, pero no quedé del todo contento en los dos primeros obstáculos.
Diría dos nombres. Asier, por la amistad que me une a él, y, cómo no, el plusmarquista mundial Grant Holloway. Y también me motiva enfrentarme a los diferentes vallistas franceses. También a los dos que estarán presentes en Glasgow, Just Kwaou-Mathey y Wilhem Belocian.
Lo muerdo si se me pone en la boca. No me resulta incómodo porque apenas pesa. Es siempre el mismo y lo llevo como recuerdo a uno de mis abuelos, ya fallecido, y a mi perro.