No hay peor tesitura para un deportista que tener que seguir desde la distancia, por la televisión, un gran evento. Tal sensación de vacío y nostalgia afectó a Jorge Ureña y a Pablo Torrijos durante el Campeonato del Mundo de Doha, certamen celebrado a principios del pasado mes de octubre. Ni el alicantino ni el castellonense pudieron clasificarse para la gran cita del año. Ambos protagonizaron historias paralelas. Ni Jorge, de 26 años, ni Pablo, de 27, lograron las mínimas exigidas (los 8.200 puntos en el decatlón, para el primero; los 16,95m en el triple, para el segundo) en las diferentes opciones de que dispusieron durante la temporada al aire libre. Además, a última hora, fueron víctimas de sendas lesiones.
Aquellas turbulencias, deportivas y físicas, son historia. Para empezar, los dos, tanto Jorge como Pablo, van camino de superar sus respectivas dolencias. Además, han limpiado su mente y se disponen a afrontar, en plenitud de condiciones y con la máxima de las motivaciones, el inminente ejercicio. Un curso apasionante que incluye el Mundial en pista cubierta (13-15 de marzo, China) y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de Tokio (24 de julio-9 de agosto). Obviamente, sus principales objetivos pasan por estar en la cita de la capital nipona, cuyas mínimas aún son más caras que en Doha: 8.350 puntos en el decatlón, 17,14 en el triple salto. Pero felizmente, se ha abierto otra ventana.
Ahora, todos los atletas disponen de dos vías para acudir a la gran cita de cada curso. En el caso de 2020, los Juegos Olímpicos. Al margen de las mínimas, que será el criterio prioritario (si un atleta tiene la mínima, irá a Tokio), la Federación Internacional también va a premiar la regularidad. Va a conceder plazas a aquellos deportistas que acrediten una mejor media de marcas desde el 1 de mayo de 2019 hasta el 29 de junio de 2020. En concreto, se tendrán en cuenta las cinco mejores marcas establecidas durante ese periodo. También valen las de pista cubierta. El registro acreditado es lo más importante (un 80%). El 20% restante se complementará con el evento en el que ha conseguido esa marca (hay un ranking de eventos o competiciones, unos suman más y otros, menos) y la posición ocupada en cada una de esas cinco mejores marcas presentadas. Un complejo y farragoso camino que, en todo caso, tanto Jorge como Pablo confían en aprovechar para aterrizar en Tokio. Jorge espera ser uno de los 24 decatletas; Pablo, uno de los 32 triplistas. Así se expresan ambos.
Jorge Ureña: Sí. Es un Campeonato del Mundo y ya sabemos que la pista cubierta se me da muy bien. Es una gran oportunidad de cara a la clasificación olímpica. Eso sí, antes, me tendré que ganar la plaza con un buen heptatlón en las primeras semanas del nuevo curso. Espero estar ya a tope físicamente a principios de 2020.
Pablo Torrijos: Por supuesto. Es la primera gran competición del año. Mi idea es disputarla. La mínima para este Mundial indoor es 16,90m. Creo que es una marca alcanzable en la temporada de pista cubierta.
Jorge Ureña: Desde luego, es una marca difícil de conseguir; pero, si fuera capaz de hacer un decatlón redondo y perfecto, creo que está a mi alcance. El problema es que el decatlón es muy complejo y siempre existe el riesgo de fallar en alguna prueba.
Pablo Torrijos: Es una mínima complicada, no lo voy a negar. De todas formas, no la veo imposible.
Jorge Ureña: Por una parte, me parece bien; por otra, no me parece tan bien. Han puesto unas mínimas tan altas para reducir el número de participantes en Tokio (en mi caso, 24). De todas maneras, creo que, en el fondo, esta ventana del ranking mundial me beneficia. De hecho, ahora mismo, aunque todavía es pronto y queda mucho, sería uno de los 24 decatletas en Tokio.
Pablo Torrijos: Voy a adaptar mi calendario y a buscar aquellas competiciones que conceden más puntos. Considero que es un sistema justo. A mí, me beneficia, porque me considero un atleta bastante regular. Por ejemplo, el año 2018 llegué a estar en el 11º lugar del world ranking. Creo que tengo muchas opciones de ir a Tokio por esta vía.