La práctica deportiva es sinónimo de actividad. De movimiento. En el más amplio sentido de la palabra. Movimiento en los entrenamientos, en las competiciones, en los viajes para afrontar los torneos y hasta en los cambios de residencia. Durante los últimos meses, principalmente en la transición entre temporadas que acostumbra a representar el verano, muchos deportistas del Proyecto FER han optado por abandonar los lugares en los que han vivido en los últimos tiempos, ya fueran natales o eventuales, para trasladarse a otros enclaves, a otros lugares, a otras ciudades. Las razones son diversas. Las más habituales, la elección de un entorno que reúna mejores condiciones para el desarrollo diario de su especialidad y para enriquecerse como deportista de cara al futuro.
Lo más frecuente es que el viaje sea de ida. Lo normal es que un deportista abandone su ciudad natal y la familia para instalarse en un destino situado fuera de la Comunitat Valenciana. Justamente el trayecto contrario ha protagonizado David Levecq. Tras 5 años de estancia en Barcelona, en el CAR de Sant Cugat, el gran nadador paralímpico valenciano regresa a Valencia. Al margen de un componente personal y familiar, David explica que necesitaba “un cambio y nuevas motivaciones para preparar los Juegos de Rio 2016”. Hablando de natación adaptada, la joven deportista Ariadna Edo dejó atrás Castellón, la ciudad de toda su vida, para desplazarse al Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid. Tras su irrupción en el pasado Campeonato del Mundo, en el que consiguió una medalla de bronce en los 400m libres S13, la prometedora nadadora castellonense se ha alojado en esta prestigiosa instalación madrileña “para incrementar el nivel de mis entrenamientos, para lograr la deseada mínima paralímpica de Rio y para compaginar mejor el deporte y la preparación de la selectividad”.
Otros deportistas FER de la Comunitat Valenciana también han cubierto el camino más normal, el de abandonar su casa de siempre para buscar nuevos horizontes. Nacionales e internacionales. Por ejemplo, el atleta Eugenio Teodoro ha dejado su familia en Torrente para desplazarse hasta Soria. El campeón de España de salto de altura en categoría juvenil ha encontrado en la ciudad castellana “un gran equipo de entrenamiento en el que me siento muy a gusto. He tomado una gran decisión. Espere que se plasme en los resultados del próximo año, cuando me estreno como junior”, apunta Eugenio. Otro joven deportista en emigrar ha sido el haltera Tomás Ruiz. El campeón nacional sub 17 y medalla de bronce junior ha cambiado Alzira por las Canarias, por Tenerife, “para progresar más y mejor, y para afrontar un 2016 en el que aspiro ser campeón de España junior y participar en el Europeo junior”. También hay un ejemplo de cambio de aires internacional. Lo personifica el nadador Pedro Terrés, quien se encuentra en Florida, Estados Unidos, desde hace pocas semanas.
Y hay más ejemplos. Raúl Martínez ha seguido los pasos del también taekwondista Daniel Ros y ha viajado desde su Elche natal hasta Madrid. El ilicitano apurará en los próximos meses las opciones de clasificarse para los Juegos de Rio. Y también existen los casos de deportistas que ya habían dejado hace un tiempo la Comunidad Valenciana y han vuelto a cambiar de localización. En esta situación se engloban Adrián Valero e Irene Garí. El primero, luchador de grecorromana, se ha desplazado desde Murcia hasta Mallorca, “donde busco la oportunidad de aprender de los mejores luchadores que ha habido y hay en España”. Para el próximo año, el deportista de Sagunto aspira “a ganar el Nacional junior para llegar a competiciones internacionales”. Por último, la jugadora de baloncesto Irene Garí sigue jugando en la liga universitaria de los Estados Unidos, pero ha pasado de un extremo a otro. De la costa oeste, Texas, a la este, Georgia. Son tiempos de cambios. Todo sea por mejorar.