El triatlón español es toda una potencia internacional. Mario Mola, Javier Gómez Noya o Fernando Alarza, cualquiera de los tres, están en condiciones de ascender al podio en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Si lo logran, no sería ninguna sorpresa. En paralelo, el triatlón valenciano goza de una excelente salud. Así ha quedado reflejado en los últimos años; especialmente, en 2019, una temporada memorable que ofreció hitos y momentos imborrables gracias a Roberto Sánchez Mantecón y Javier Lluch Pérez. Roberto, de 24 años, se proclamó campeón del mundo sub-23, fue bronce en la Copa del Mundo absoluta de Madrid, finalizó sexto en la prueba de relevos mixtos del Mundial de Hamburgo y debutó en las Series Mundiales. Mientras, Javier, de 21 años, conquistó la plata en el Europeo sub-23 y reinó, con una exhibición portentosa, en el Nacional absoluto de distancia olímpica. Ambos despiertan unas expectativas extremadamente ilusionantes. Representan, a medio plazo, el relevo generacional del triatlón nacional. Hoy, charlamos con Roberto, que se encuentra a escasos días de inaugurar la temporada. Además, con un evento de campanillas: la primera Serie Mundial del curso, prevista en Abu Dabi.
El objetivo fundamental, por supuesto, es seguir creciendo como triatleta. En cuanto a metas más concretas, tengo subrayados los siguientes eventos: la Copa del Mundo que se celebra en Valencia durante el mes de mayo, el Campeonato de Europa distancia olímpica que se disputa en Estonia en julio y, por supuesto, mejorar mis prestaciones en las Series Mundiales que dispute.
Por supuesto. El debut en las Series Mundiales no fue el deseado. No obstante, de todo se aprende. Extraje conclusiones y aprendizajes. Estoy convencido de que en Abu Dabi todo será distinto y mejor. Me encuentro en un excepcional momento de forma y muy motivado para medirme y compárame con los grandes triatletas del mundo.
No firmo nada. En principio, meterme entre los 60 mejores del mundo y consolidarme un tiempo en esa franja suena muy bien. Pero soy ambicioso y me veo con serias opciones de convertirme en uno de los 50 primeros.
Por supuesto, mi salto de calidad pasa por aumentar mis prestaciones en la natación, el segmento en el que más incido. Pero la mejora ha de ser global. Ya pertenecemos plenamente a la categoría absoluta. Por tanto, la progresión ha de ser general. Y todo con un objetivo claro: los Juegos Olímpicos de 2024.