Seguimos repasando cómo está siendo el regreso, paulatino y gradual, de algunos componentes del Proyecto FER a una relativa normalidad. Hoy, nos interesamos por Liliana Fernández y Pablo Herrera, dos longevos jugadores de vóley playa que, desde hace unas jornadas, y tras dos meses en sus respectivos domicilios, ya han vuelto a su superficie habitual, la arena. Pablo, en su Castellón de la Plana natal; Liliana, en la isla de Tenerife. Éstas son sus historias.
De los dos, fue Pablo quien antes regresó a su medio deportivo natural. No pisaba la arena desde principios de marzo, momento en que disputó el World Ranking 4 Estrellas de Doha, uno de los pocos torneos del circuito internacional que todavía pudo desarrollarse antes del parón provocado por el coronavirus. “El 11 de mayo fue el día en que me reencontré con la arena. Estoy yendo poco a poco, con muchas precauciones. No quiero ni excederme ni, por supuesto, lesionarme. De momento, estoy haciendo carreras. A medida que pasen las jornadas, iré subiendo la exigencia y la diversidad del entrenamiento, pero sin volverme loco. Primero, porque no tengo a nadie para ensayar bloqueos o remates. Y después, porque no hay objetivos a la vista. No sabemos cuándo podremos retomar la competición, aunque no sea del máximo nivel, y, por tanto, no podemos pecar ni de ansiedad ni de precipitación. Todo a su tiempo”, comenta el veterano deportista castellonense, quien cumplirá los 38 años en el mes de junio.
Os presentamos la pista de voley “huerta” 🌳🌱🍋🍊que nos hemos montado en casa Jejejej 🏡👨👩👦🐶🏐 @EduardoLMartin es un manitas!! 🤣🤪 Se puede saltar a pegar y todo 😍💪 #NosotrosNosQuedamosEnCasa #Saul #Cafe #Huerta #EjercicioEnCasa pic.twitter.com/nmvSNOiATY
— 💫Voley Playa Liliana y Elsa💫 (@VP_Lili_Elsa) April 7, 2020
“Por ahora, no estoy yendo todos los días, sino sólo tres mañanas a la semana: lunes, miércoles y viernes. Por pura coherencia y por no querer ir más rápido de lo que toca. Además, porque he de cumplir una serie de protocolos a los que tendré que acostumbrarme: entrenar con mascarilla, desinfectar los balones antes y después de los entrenamientos, mantener una cierta distancia de seguridad con otras personas… Se impone la paciencia y la cautela. Yo sí que estoy tocando balón, pero hasta que no pueda volver a entrenar al lado de Elsa, cosa que aún tardará en llegar, las sesiones son más bien de mantenimiento. Y el trabajo físico lo seguiré haciendo preferentemente en casa. Si todo va bien, necesitaremos entre un mes y medio y dos meses para recuperar la forma”, comenta Liliana.
Como en el resto de deportes, también el futuro del vóley playa está rodeado de muchas dudas y de pocas certezas. A nivel internacional, ha trascendido la posibilidad de que, si la evolución de la pandemia lo permite, se pudiera celebrar el Campeonato de Europa en agosto y se pudiera desarrollar algún World Tour del circuito internacional en octubre o noviembre. También la Federación Española contempla la disputa de algunos torneos nacionales a partir de agosto. No obstante, son simples conjeturas. “Ojalá pudiéramos jugar algunos eventos antes de la conclusión de este año. Sería la mejor señal, pero no lo tengo claro”, señala la deportista de Benidorm, ya clasificada para disputar los Juegos de Tokio, su tercera cita olímpica. Consiguió el preciado pasaporte en septiembre de 2019, en el Preolímpico disputado en China.
Me gustaría empezar a jugar lo antes posible, pero también es cierto que, cuantos menos torneos se disputen antes de Tokio, más opciones tenemos de clasificarnos
Pablo Herrera
Por su parte, quien sí ha recibido una noticia concreta ha sido Pablo Herrera. El jueves 14 de mayo, la Federación Internacional hacía oficial las nuevas fechas en las que se conocerán las parejas participantes en Tokio. El 13 de junio de 2021 será el último día en el que las diferentes duplas internacionales podrán sumar puntos de cara al ranking olímpico. Al día siguiente, se conocerán las 15 parejas que consiguen plaza olímpica a través de esta vía. “De momento, yo y Adrián estamos dentro de las 15 primeras parejas. Nuestra situación es contradictoria. Nos gustaría empezar a jugar cuanto antes, pero también es cierto que, cuantos menos torneos se disputen antes de Tokio, más opciones tenemos de clasificarnos y menos riesgo de quedarnos fuera. Sólo nos queda esperar acontecimientos”, concluye Pablo.