De las reticencias, al enamoramiento. De las dudas, al disfrute. De la frialdad, a la pasión. Hasta hace aproximadamente un año, Ángela Martínez no sentía una especial motivación por las aguas abiertas. Las practicaba, las afrontaba, pero sin un entusiasmo especial. La deportista FER reconocía una clara preferencia hacia la piscina, hacia la natación convencional. El tiempo, sin embargo, ha modificado radicalmente este enfoque. El pasado año ya equilibró la balanza entre las dos modalidades. El punto de inflexión fue, sin duda, el buen resultado firmado en el Campeonato del Mundo de Fukuoka, Y, con el inicio de 2024, el nado a mar abierto, o en lago abierto, se ha convertido en un auténtico filón.
Hace pocas semanas, el sábado 3 de febrero, Ángela Martínez Guillén (Elche, 20 años) alcanzaba el pasaporte olímpico, el billete más deseado. La recompensa por la que tanto se ha sacrificado. Ángela finalizaba los 10 km en aguas abiertas del Mundial de Doha en la 13ª plaza. Una clasificación agónica tras un desenlace de infarto. De hecho, la embajadora FER se adjudicó el último de los 13 billetes olímpicos que se distribuían en el certamen mundialista. Y sólo por 3 segundos, la exigua ventaja que sacó a la nadadora que ocupó el 14º puesto.
Más recientemente, este pasado fin de semana, la deportista ilicitana ha obtenido un éxito tan prestigioso como significativo. Martínez Guillén se colgaba el bronce en los 10 kilómetros de la Copa del Mundo de aguas abiertas celebrada en Soma Bay, en la costa egipcia del Mar Rojo. La tercera de las 32 participantes. Para entender mejor la dimensión del logro alcanzado por la nadadora FER, basten estos datos: Ángela se quedó a tan sólo 3 segundos de la ganadora, la alemana Leonie Beck, campeona del mundo en 2023. Además, en esta ocasión, superó a tres rivales que le precedieron en el Mundial de Doha, a principios de febrero: a la brasileña Ana Cunha, a la francesa Caroline Joussie y a la montenegrina Lisa Pou. Es decir, de cara a los Juegos de París, nada es descartable. Entiéndase nada, sobre todo, como la consecución de un diploma, como la obtención de una de las ocho primeras plazas.
“Ha sido, sin duda, mi mejor actuación en aguas abiertas. En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en el Mundial de Doha, sí tuve la sensación de tener la prueba controlada. Estoy muy contenta con este resultado. Es un gran impulso de cara a los Juegos de París. Me he demostrado que puedo competir de tú a tú, sin complejos con las mejores especialistas internacionales”, comenta la deportista ilicitana.
Cabe recordar que la próxima gran cita, la última antes de los Juegos de París, para Ángela Martínez Guillén llegará entre el 18 y el 22 de junio, fechas que acogerán, en Mallorca, el Open de España de verano. Este evento representa la última oportunidad para conseguir las mínimas olímpicas en la piscina. La deportista FER buscará los cronos exigidos en los 800m y, sobre todo, en los 1.500m libres. Opción para que la natación convencional recupere terreno en el corazón de Ángela, ocupado ahora, de forma mayoritaria, por las aguas abiertas. A sus 20 años, la nadadora ilicitana todavía no ha alcanzado su techo. Todo lo contrario.