Jueves 8 de agosto de 2024. Juegos Olímpicos de París. Puente Alexandre III. Marco incomparable. Enclave fascinante. Amanecer apacible. Cielo azul y despejado. Sol nada inclemente. Y brisa fresca, casi más otoñal que veraniega. Escenario digno de postal para acoger los 10 km de natación en aguas abiertas. Escenario digno postal por fuera, en el exterior. Por dentro, en el interior, todo lo contrario. Unas fuertes corrientes convierten a la prueba en una encerrona, en una emboscada. De por sí, esta modalidad es dura. En aquella jornada, por momentos, devino en cruenta.
Éste fue el paradójico contexto (por la diferencia entre el continente y el contenido) en el que Ángela Martínez Guillén (Elche, 20 años) firmó su estreno en un torneo olímpico. Como si protestara por haber sido motivo de discordia, de polémica, incluso de mofa, el Río Sena volvió a rebelarse. Los remolinos internos de sus aguas obligaron a las 24 nadadoras a realizar un esfuerzo supremo. Y, desde el principio, dispararon las diferencias y dejaron cortadas a muchas participantes. Por ejemplo, a Ángela. La deportista FER sufrió como nunca desde la primera brazada. Nada más empezar la prueba, quedó bastante alejada de las primeras clasificadas. Pero la nadadora ilicitana no es de las que se rinde fácilmente. Todo lo contrario. Al final, tras una lucha denodada, marca de la casa, y tras una encomiable y espectacular remontada, ocupó una más que digna 10ª plaza. Y sólo cuatro segundos le separaron del diploma. Sólo cuatro segundos después de dos horas de nado.
Con este más que notable y meritorio resultado en París, Ángela Martínez ponía punto final a otra temporada excepcional. La mejor de su vida en aguas abiertas. Con anterioridad, entre otros éxitos, había alcanzado el billete olímpico gracias al 13º puesto ocupado en el Campeonato del Mundo, en Doha. Se había colgado la medalla de bronce en la Copa del Mundo desarrollada en Soma Bay, Egipto. Se había proclamado campeona de España en Sevilla. Se había adjudicado la medalla de oro en la Copa de Europa celebrada en Piombino, Italia. Y, por último, había finalizado en la cuarta posición, a sólo tres segundos del podio, en el Campeonato de Europa, en Belgrado.
“Ha sido una muy buena temporada, la verdad. Siempre hay espinitas que se te quedan clavadas. Me refiero a quedarme muy cerca del bronce en el Campeonato de Europa y del diploma en los Juegos de París. También es cierto que conseguí el pasaporte olímpico in extremis, de forma agónica. Por tanto, unas cosas por las otras”, señala Ángela, quien añade: “Más allá de los resultados concretos, que, repito, han sido buenos, me quedo, sobre todo, con haberme demostrado que puedo competir de tú a tú y sin complejos con las mejores nadadoras del mundo. De hecho, he superado a rivales tan cualificadas como la holandesa Sharon Van Rouwendaal, o a la brasileña Ana Cunha, o a la francesa Caroline Jouisse. Y he estado al nivel de estrellas como la alemana Leonie Beck o como la húngara Bettina Fabian. Y a todo ello, he de añadir que tengo margen de mejora. Por tanto, de cara al futuro he de ser optimista”, comenta la nadadora ilicitana.
De cara a 2025, la gran cita internacional de la natación llegará durante la segunda quincena del mes de julio, momento en que se celebrará en Singapur un nuevo Campeonato del Mundo. Éste es el gran objetivo de Ángela. Ahora bien: ¿en la piscina o las aguas abiertas? ¿O en las dos? “Esta respuesta no depende de mí. Son decisiones que deberá tomar la Federación Española. A mí, no me gustaría separarme por completo de la piscina. Me motivan la natación convencional, y las pruebas de 800m y 1.500m libres, pero también creo que tengo una gran oportunidad en las aguas abiertas”, comenta. Por el momento, antes de que concluya el año, afrontará diversos retos. A mitad de noviembre, competirá en el Campeonato de España de piscina en corta. A la semana siguiente, le espera una Copa del Mundo de aguas abiertas en Arabia. Por último, si se clasifica, entre el 10 y el 15 de diciembre, estará presente en el Mundial de piscina corta, previsto en Budapest.