La realidad, frente a las predilecciones Los hechos, ante las sensaciones. Durante los últimos meses, cuando a Ángela Martínez Guillén (Elche, cumplirá 20 años en marzo) se le preguntaba qué prefiere, su respuesta siempre era la misma: la piscina por delante de las aguas abiertas. Su afirmación no era plenamente categórica, pero sí revelaba una cierta inclinación. No obstante, los resultados del año 2023 cuestionan esta elección. El pasado curso ofreció más alegrías en las aguas abiertas. La deportista ilicitana brilló especialmente en las pruebas maratonianas, las que le llevan a cubrir una distancia de 10 kilómetros. Así ocurrió en el Campeonato de España, en Sevilla, donde superó a María de Valdés tras un desenlace de infarto. Así sucedió en el Campeonato del Mundo absoluto, en Japón, donde obtuvo una espectacular 11ª plaza (de 61 nadadoras). Y así aconteció en el Campeonato de Europa junior, en Grecia, donde alcanzó la plata.
Aguas abiertas como grato recuerdo de 2023, aguas abiertas como pasarela hacia la gloria en 2024. En pocos días, este sábado 3 de febrero, Ángela Martínez afronta los 10 km en el Campeonato del Mundo, evento que se celebra en Doha. La carrera es valedera para los Juegos de París. La prueba mundialista concede 13 pasaportes olímpicos. Para esos 13 billetes tan preciados, no cuentan las tres nadadoras que ya se aseguraron plaza olímpica en el Mundial de 2023. Precisamente, aquel precedente es toda una invitación al optimismo. En el certamen universal del pasado curso, Ángela ocupó la 11ª posición. Por tanto, si este sábado repitiera este resultado, la ilicitana saldría de Doha con el billete de París en la maleta. En cuanto vuelva del Mundial, y casi sin solución de continuidad, la nadadora FER preparará el Campeonato de España de natación Open de invierno (Sabadell entre el 22 y el 25 de febrero), torneo que, en principio, no es valedero para lograr las marcas olímpicas. No obstante, mejor hacerlo muy bien en la piscina catalana. Por lo que pueda pasar.
Nunca había tenido las sensaciones que estoy experimentando durante estos días previos. Es una mezcla muy fuerte de emoción, de nervios, de incertidumbre… Estoy impaciente, con ganas de que llegue. También he de comentar que, a mediados de enero, estuve indispuesta por un virus. Felizmente, lo he superado y estoy preparada para este momento tan especial.
Totalmente. Cuando afrontamos una prueba tan importante como es un Mundial, carrera que, además, es clasificatoria para los Juegos Olímpicos, la mente, es esencial. Si la cabeza no va, es casi imposible que el cuerpo responda. Es muy importante no sufrir un bloqueo psicológico.
En estos días previos, hay pensamientos de todo tipo. Ya digo, tengo una mezcla de sensaciones. Pero estoy convencida de que disfrutaré en el momento de la verdad. Luego, pasará lo que pasará, pero no tengo dudas de que disfrutaré la prueba más importante de mi vida.
Por supuesto. Hay que ser optimista. Hay que tener una actitud positiva. Además, en el Mundial del pasado año, ya lo hice muy bien. Es un precedente esperanzador. Cómo no voy a pensar que lo conseguiré de nuevo.
Así es. Tendré que cambiar el chip muy rápidamente y centrarme en la piscina. Espero que ese pico de forma del Mundial me permita hacerlo bien en Sabadell y demostrarme que las mínimas olímpicas en la natación convencional también están a mi alcance.