Contra su voluntad, Ana Pérez Box ha estado alejada de los tatamis durante unas semanas. El pasado 22 de diciembre, durante la disputa del Campeonato de España absoluto, el último evento de 2018, la judoca alicantina sufrió una lesión en el codo izquierdo. “Ya me había hecho daño 2 semanas antes, en el Master de China, pero se me agravó en el Nacional de Cáceres. En principio, pensábamos que sería un contratiempo más leve. No obstante, sin ser grave, la dolencia era seria y me ha tenido parada casi un mes. Aunque me dolió perderme el Grand Prix de Israel de hace unos días, optamos por no arriesgar. Queda todo el año por delante”, explica Ana.
Felizmente, el paréntesis se ha cerrado. La deportista FER ya se encuentra plenamente recuperada y ya está dispuesta a retomar las competiciones. Reaparecerá durante este mes de febrero en dos grandes eventos: el Grand Slam de Paris (8-10 de febrero) y el Grand Slam de Dusseldorf (22-24 de febrero). Dos nuevas paradas en su vuelo hacia los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Queda menos de un año y medio para la celebración de la cita olímpica en la capital nipona. No obstante, será en el mes de mayo de 2020, cuando se conozcan los y las judocas que obtienen el billete para competir en Tokio. Aunque el tiempo transcurre con mucha rapidez, y más todavía en año preolímpico, por delante queda un mundo. Una eternidad. Una larga lista de eventos y competiciones puntuables. Una lucha sin cuartel. Una pugna sin tregua. Con todo, Ana Pérez y su entorno son optimistas. Por muchos motivos. Por ejemplo, por su privilegiada posición (es tercera) en el ranking olímpico de su categoría de peso (menos 52 kg). Una situación muy favorable forjada, en gran medida, por los tres podios logrados en otros tantos Grand Prix celebrados en 2018: bronce en Hohot (China), oro en Cancún, bronce en Uzbekistán.
He demostrado que soy competitiva y que puedo medirme de tú a tú con cualquiera
Ana Pérez
“Siempre lo he dicho. Estas medallas del pasado año me sorprendieron relativamente. No es que las esperara, pero tampoco eran utópicas. He demostrado que soy competitiva y que puedo medirme de tú a tú con cualquiera. Por ello, los podios logrados en 2018 no son nada ilógicos”, comenta Ana. No obstante, la razón que realmente ilusiona a la deportista alicantina y a su entrenador, el reFERente Sugoi Uriarte, es la evolución, el crecimiento y la progresión experimentadas por la judoca FER durante los últimos meses. Todo ello reforzado por su carácter y ambición. Ana es ganadora, es competitiva. Es todo fiereza en el tatami. No tolera las derrotas. “Me cambian hasta el carácter durante unos días”, confiesa.
Al margen de seguir cimentando su presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio, Ana Pérez Box se ha trazado dos grandes objetivos de cara a 2019. Dos metas que, al mismo tiempo, tienen mucho de redención. De resarcimiento tras una frustración “El pasado año, no pude brillar ni en el Campeonato de Europa, celebrado en Israel, ni en el del Mundo, disputado en Bakú. Este año, quiero luchar por lo máximo en el Europeo (junio, en Bielorrusia) y en el Mundial (septiembre, en Japón). Primero, por sacarme las espinas del curso anterior; después, por supuesto, para seguir sumando puntos en el ranking olímpico; y, por último, por el simbolismo de brillar en los dos grandes eventos del ejercicio. Ana despega de nuevo. Le esperan turbulencias. Pero el destino final lo merece todo.